Agua gratis en los bares
Es la nueva "ley de desperdicio alimentario", que entró en vigor el pasado 1 de enero: "El agua en los bares, gratis total, y cobrarán los envases para llevar el sobrante de comida". Son de esas leyes populistas que ni chicha limonada.
He escrito alabanzas en favor de nuestros bares y también sendas críticas, como por ejemplo el precio desorbitado de los vinos, pero hoy toca decir algo en su favor al respecto de esta nueva ley.
Me parece bien que cobren los táper, a un precio razonable, para el que quiera llevarse los restos de la comida pedida a su casa. La ley no distingue si solo es para comidas a la carta o también para los menús diarios. Deberán entonces procurar, en el caso de los menús, servir la ración escueta de cada plato, no sea que algún aprovechado pida que le envasen para llevar el resto de la sopa que queda en la sopera, de la fabada o de los garbanzos, pues en muchos establecimientos suelen dejarla en la mesa para que el cliente se sirva a su gusto.
En cuanto al agua, es harina de otro costal. Poner una jarra de agua fría en una mesa gratis, aunque sea del grifo, debería conllevar: el agua ha de ser gratis para los bares; el fabricar hielo también; el mantel, la jarra, los vasos, los palillos y las servilletas de papel también; la luz para iluminar esa mesa o el aire acondicionado también; ese lugar concreto no tendría que pagar alquiler ni contribución, y, finalmente, las horas que el camarero use para este menester las pagará, junto con todo lo anterior, el ministerio en cuestión y no el propietario.
¿Qué pasa si unos clientes se sientan en una mesa piden una jarra de agua fría, y el periódico, sin más? Bueno, a lo mejor quieren también el pincho cuando vean pasar al camarero con la bandeja. Recuerdo la excelente película de Mario Camus "La Colmena", basada en la novela de Camilo José Cela, donde los clientes más modestos pedían un vasito de agua para después del café y así alargar su estancia; era el año 1943 en plena posguerra española.
Algo distinto, como se hacía normalmente hasta ahora, es facilitar un vaso de agua para beber, de balde, a un anciano, a un niño o a cualquier persona que por una circunstancia puntual la necesite. Lo de convertir el acto de tomar agua del grifo en una consumición gratuita no es de recibo. Esa ley forma parte de esas leyes que este Gobierno "tira" para contentar al banquillo suplente y no suelen tener ni pies ni cabeza, como ya estamos viendo y comprobando.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

