Apostar por la vida (aborto, eutanasia...)
Cuando una sociedad apuesta por la muerte en vez de por la vida, está despreciando la esencia de su existencia en este mundo.
No sabemos el mérito de nadie para nacer y vivir, pero sí debemos morir con dignidad. Solo se consigue aportando vida a la vida. Apostar siempre por la vida, la muerte se nos viene dada.
El mérito consiste en dar vida y protegerla en todo momento y en todas las circunstancias. Cuando hablamos de aborto ya teníamos todos asumidos tres supuestos (violación, deformación de feto y peligro para la madre o el niño); facilitar y legalizar más allá el aborto, si no es matar, se le parece mucho.
Se imaginan que su mamá fuera de estas de “sobre mi cuerpo decido yo” o “nosotras parimos, nosotras decidimos”. ¡Pues no, señor! Ustedes son dueñas de su cuerpo, pero no de esa criatura que están gestando; no haberla concebido. La prueba está en que “el 50% del material genético proviene del padre y el otro 50% de la madre”, no es solo suyo.
La gente vive pensando que vivirá eternamente, sin percibir su caducidad en esta vida.
Ustedes están aquí no para ser dueñas de la vida de nadie, cumplen una misión (sobrevivir y convivir) durante poquito tiempo, unos años nada más, no desprecien su esencia y existencia; así, cuando les llegue la muerte (irremediable), podrán sentirse satisfechas, con el deber cumplido.
Tiene que ser muy triste abortar sin más supuestos que por sentirte dueña de tu cuerpo.
Esta misma sociedad será la que después encadene supuestos para envenenar a desesperados con leyes que irán favoreciendo la muerte a la carta de quien lo desee. ¿Quién pondrá el límite, esa línea roja para impedir morir por decisión propia?
Esta misma sociedad será la que después sume a su meritocracia y crueldad el abandono de ancianos y enfermos; lo estamos viendo, ya los ancianos y desesperados (enfermedades mentales, depresiones...) por falta de ayuda psicológica y de cuidados de una sociedad individual, insolidarios y egoísta, se suicidan en cantidades jamás vistas. Otra lacra de nuestro tiempo. ¿Estaremos orgullosos, verdad?
Lo vemos también con los cientos de ancianos que aparecen muertos después de meses sin nadie reclamarlos en sus viviendas. Lo vemos, vemos la cruel realidad de médicos en huelgas (sin analizar si sus reivindicaciones sean justas, o si los políticos sean más culpables) cuando eso implica saltarse su código deontológico por los cataplines. Ya las listas de espera son de juzgado de guardia, ahora con las huelgas ponen más en riesgo vidas humanas, al mismo tiempo que creamos leyes protectoras de animales… ¡panda de estúpidos somos!
Es lo que trae el ir apostando por la muerte, la vida se complica para muchos: fetos, ancianos, enfermos, solos, desesperados...
¿Están orgullosas de seguir siendo dueñas de su cuerpo mientras una criatura les ruega le protejan para convertirse en neonato? Una sociedad que no favorece y protege la vida de niños, ancianos y enfermos está podrida en toda su esencia.
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