En el Día Internacional del Abrazo
Como no podía ser de otra manera, vamos a decir que… ¡hoy puede ser un gran día!, por ello les invito a que disfruten conmigo de esta reflexión. Me presento, soy trabajadora social de vocación, mediadora familiar y coach, acreditada por AICM y especialista en Inteligencia Emocional. Gestiono la empresa Censad Ayuda a Domicilio Integral, acreditada para la Atención a la Dependencia del Principado de Asturias y dirijo el Proyecto Creen-ti desde mi gabinete de Coaching Personal y Centro de Mediación Familiar en Gijón. Además, pertenezco a la Asociación de Empresa Mujer, muy implicada en dar visibilidad a las mujeres emprendedoras, abrazando desde la generosidad a todas sus socias por igual, bajo la filosofía del acogimiento, la comunicación positiva y la transparencia.
Desde hace años el 21 de enero se ha convertido en la fecha escogida para celebrar el Día Internacional del Abrazo y quisiera hacer un llamamiento a que todas y todos señalemos este día en nuestros corazones, lo interpretemos como un regalo y le demos el enfoque positivo que se merece, que lo veamos como un día de brindis, una ocasión para disfrutar del hecho de dar, de compartir… esbozando una sonrisa y abrazando la vida desde su espectro más amplio, viendo cada gesto ajeno como una ocasión para aprender, pues, por si no lo sabemos, la singularidad y el verdadero valor de este día nos recuerdan la importancia del estar presente.
Una jornada que recuerda que la esencia del ser humano radica en las relaciones personales
Por mi forma de ser, por mi profesión en el área de lo social, siempre he dado mucho valor a las relaciones interpersonales, a la familia, la amistad, al cuidado, a los pequeños detalles, al contacto directo, a la palabra y, en definitiva, a la aplicación e integración de la asertividad como base del comportamiento para la gestión de las situaciones que se nos puedan plantear en la vida, sobre todo en el ámbito relacional. Si bien es verdad, actualmente vivimos en una sociedad digitalizada, en una nueva era, la de las nuevas tecnologías, que han adquirido gran protagonismo y que, parece, han venido para quedarse.
No cabe duda que la era digital ha favorecido, de forma muy positiva, el hecho de poder disfrutar de una globalización real, incrementado la capacidad de contactar con personas de cualquier lugar, facilitando la pluralidad relacional y la posibilidad de estrechar lazos con personas de todo el mundo, tanto a nivel personal como empresarial y profesional abriendo fronteras y generando oportunidad. No obstante, todo cambio precisa de una adaptación consciente que, desde un cierto escepticismo, podamos analizar para encontrar la fórmula mágica que permita convivir a la tecnología y a las personas en armonía, haciendo uso de esta, como mera herramienta facilitadora, sin olvidar que la verdadera esencia del ser humano radica en las relaciones personales, las del cara a cara, las del tú a tú, de manera que podamos interactuar en plenitud con todos nuestros sentidos. No olvidemos que somos seres sociales por excelencia, que ello nos enriquece, nos ayuda a crecer y a desarrollarnos adecuadamente y a equilibrar nuestras emociones alineando nuestro cuerpo, mente y corazón.
Por ello quisiera con esta reflexión ayudar a que el día de hoy nos acerque a las personas, nos invite a relacionarnos, a respetar la individualidad de cada uno y mejorar en nuestros gestos de apoyo, a prevenir la soledad -abriendo círculos de relación sin discriminación-, a comunicarnos positivamente con nosotros mismos y con los demás, a querer y querernos, a valorar y valorarnos, a disfrutar de los pequeños momentos, a celebrar en compañía y, cómo no, a abrazar, besar y amar.
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