Qué me paguen, que para eso coticé
Los sistemas estatales de pensiones denominados de reparto y solidaridad -como es el nuestro- hace años que empiezan a dar señales de tener problemas de tesorería para hacer frente al pago del cada vez mayor número de personas con derecho a percibir una pensión. Los motivos, según los expertos, son varios y muy distintos en cada país, pero según parece el principal y más común es el de la longevidad de la población, que hace que los pensionistas cada vez nos pasemos más años cobrando pensión.
Los gobiernos -aquí y en otros países- llevan años intentando hacer reformas encaminadas a solucionar el problema que equilibre la balanza entre ingresos vía cotizaciones salariales y gasto en pensiones, sin acabar de conseguir una fórmula ideal que, además de solucionar el problema, satisfaga a cotizantes y a pensionistas. En el caso de nuestro sistema, yo -sin ser experto- creo que el sistema está mal diseñado desde el principio; mientras los cotizantes eran muchos más que los perceptores de pensión, la cosa fue funcionando, como lo hacen todos los sistemas piramidales, pero a medida que los que cotizan no solo bajan, sino que lo hacen por menor cantidad, dada la media salarial tan baja que tienen que soportar nuestros asalariados, pues por esa parte el sistema se resiente; pero es que a la par, los que tenemos derecho a pensión y la cobramos cada día somos más, según parece ya rondamos los diez millones de pensionistas y los diez y medio las pensiones que el sistema abona, dado que hay personas con derecho a más de una pensión.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, yo creo que nuestros gobernantes han de hilar muy fino y, dejando a un lado ideologías e intereses partidistas, deben ponerse cuanto antes a buscar consenso entre todo el arco parlamentario y, de común acuerdo, hacer una reforma del sistema de pensiones que permita hacerlo viable, de manera que quienes hoy trabajan y cotizan para que yo y otros diez millones de pensionistas cobremos cada mes, también ellos llegada su edad de jubilación puedan cobrar su pensión; de no hacerlo a tiempo, mal futuro les veo yo a mi nieto y a los de tantos otros, hoy pensionistas, que dan la impresión muchos de ellos de pensar solamente en sí mismos y el que venga detrás que arree. Por mi edad, me muevo en círculos o grupos de pensionistas y creo saber de lo que hablo. Son muchos los que ante este tipo de debates responden: ¡qué me paguen, que para eso coticé!
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