Paz, justicia y amor
Como jugando con la memoria -que ya voy perdiendo- trato de adjudicar una cita humana a cada cada uno de los aspectos humanos más relevantes y me sale esto: Política.- "La abeja y la avispa liban las mismas flores, pero no logran la misma miel" (Joseph Joubert). Religión.- "Con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver" (refrán judío, creo). Capital.- "El instinto dicta el deber y la inteligencia los pretextos para eludirlo" (Marcel Proust). Humanos todos.- "Raro y celestial don, el que sepa sentir y razonar al mismo tiempo" (Vittorio Alfieri). Creo que el denominador común en este juego mental podría ser "la conciencia". ¿Nos imaginamos un mundo que ya no estimula, desarrolla y respeta la conciencia?
¿Dónde está la conciencia?: "Personas maduras que con la práctica han entrenado su capacidad de discernimiento para distinguir lo que está bien de lo que está mal" (Hebreos 5:14). ¿Qué ventaja tiene eso hoy? Si los líderes, los personajes influyentes, o incluso la justicia humana misma han de someterse a las decisiones sin conciencia de los poderes sin conciencia, el mundo acaba entendiendo que debe sobrevivir orillando la conciencia. Sin embargo, eso no es sobrevivir, al menos humanamente, eso es venderse para seguir vivo como cualquier ser vivo que no tiene la capacidad de conciencia.
La conciencia es inherente al ser humano; Dios la hizo parte de la persona, es un sentido interno de lo correcto y lo incorrecto, sentido que excusa o acusa al individuo; siendo así, la conciencia dicta juicio. La conciencia puede ser un mecanismo moral de seguridad, ya que da satisfacción por el buen comportamiento, o nos hace sentir dolor por el malo. Con una conciencia bien entrenada no habría guerras, ni hambre, ni incendios forestales, ni asesinos de mujeres. Si aún fuera posible aceptar la responsabilidad de una conciencia leal, tendríamos el medio para una regeneración, una vuelta a los valores humanos, a la paz, a la justicia, y al amor.
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