La justicia es presunción de inocencia, sin pruebas no hay caso
Muchos no lo saben por ser jóvenes, pero hubo un tiempo en que en España existía la presunción de inocencia, e invocarla no implicaba apoyar al acusado o justificar ningún delito, solo apoyar a la justicia.
Qué tipo de justicia es esa donde la ley interpreta siempre que una denuncia de una mujer es verdad sin más, o casi verdad, donde el denunciado quedará marcado de por vida, ya fuera declarado inocente después.
¿Acaso la mujer en sí es fuente de verdad y bondad para la justicia; y, al contrario, todo hombre denunciado es reo de su propia identidad, por lo tanto, culpable o marcado de por vida? ¿Quién le resarcirá de esa posible denuncia falsa por odio, rencor, maldad, celos, adicción...? Ustedes y todos debemos ser más ecuánimes y atenernos a un principio ineludible cuando nos tiente la idea de una justicia rápida, no hay soluciones sencillas para problemas complejos, siempre pondremos por delante la presunción de inocencia por mucha que sea nuestra frustración. Recuerden: sin pruebas, no hay caso, por mucho que nos duelan a todos las tragedias, crímenes y delitos. Manipular la justicia con “leyes atajo y leyes a la carta” donde pueda más nuestra prisa en busca de satisfacer nuestra frustración que la misma justicia es arriesgarse a condenar inocentes. “Vale más que mil culpables estén libres que el que un inocente pague por un delito que no cometió”.
Todos sentimos frustración cuando suceden agresiones, violaciones y asesinatos (sean donde sean), más si es dentro de una unidad familiar, la mal llamada violencia de género; el género no delinque, solo las personas con nombre y apellido. Nada más horrible e incomprensible que alguien agreda o asesine a quien convive con él.
Todos deseamos que esos crímenes y barbaries se acaben, pero no podemos caer en la tentación, como hacen desde el Ministerio de Igualdad respaldadas desde el Gobierno, en señalar a todos los hombres por lo que hagan unos pocos. Dividir la sociedad en buenas y malos, víctimas y verdugos, feministas y machistas... Todos y todas tenemos la voluntad de ser buenos y la capacidad para ser todo lo contrario.
Esas leyes “protectoras” de violencia de género, del sí es sí, o esa otra de “yo te creo, hermana” forman parte de lo referido, no protegen, no arreglan nada del fondo de la raíz; desde que están en vigor, todo está peor, más víctimas que nunca. Algo se está haciendo mal. Lo último será poner a todos los hombres un grillete o collarín detector de posición. No logrará resultados, los crímenes se cometen en un instante, pero conformará a quienes ven a los hombres como peligro constante. ¿Se creen que si el mundo fuera solo de mujeres, sin hombres, no existirían delitos, crímenes, envidias, odios, rencores...? Piénsenlo bien.
Por lo tanto: “Si no formas parte de la solución, eres parte del problema”.
Feministas, no caigan en la insensatez y la misandria: el problema es grave y muy serio para asignar todos estos crímenes a un simplón patriarcado y machismo. Hay raíces incrustadas en todo crimen, las disputas (en las que nadie quiere entrar) que preceden seguramente a la agresión física, como son insultos, amenazas, ultimátum... Adicciones, odios, rencores, celos, envidias, familias, bienes, hijos, hipotecas, trastornos mentales por drogas y alcohol... No sé, por tratar de encontrar razones (a pesar de que jamás hay razones para cometer un crimen) que debemos indagar y profundizar; sin ello estaremos dando palos de ciego y cargando de frustración a toda la sociedad. Es necesario un estudio sociológico en profundidad, tratar de ir más allá. Debemos acabar con esta lacra de crímenes contra las mujeres a manos de sus parejas. Dejarlo en manos de quien persevera en el error, que no quiere percibir raíces más profundas de fondo, es seguir por el mismo camino de la fatalidad.
Ustedes (hablo por Irene Montero, Belarra y equipos) no están capacitadas para crear leyes, las irán sacando como hasta ahora, sin resultados positivos; es más, dejen ese tema en manos de profesionales, salgan de ahí. Ustedes, si ya no son la solución, forman parte del problema.
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