El orgullo, la vanidad, lo presuntuoso y la prepotencia
Estos cuatro adjetivos, que generalmente van de la mano, se suelen dar en personas que se muestras orgullosas de sí mismas, que alardean de su privilegiada posición y que abusan indiscriminadamente de su poder.
Aunque parezca que estas circunstancias solo se dan excepcionalmente, es mucho más frecuente de lo que pueda parecer, porque quién no ha presumido alguna vez de algo, quién no se ha mostrado orgulloso o se ha pavoneado por algún mérito logrado, y quién no se ha comportado con prepotencia por haber sido ascendido a jefe de negociado o cargo similar.
Hay que admitir que todos, en mayor o menor medida, hemos tenido estas actitudes, sin ser conscientes de que casi siempre que lo hacemos provocamos el rechazo de los demás y caemos en el ridículo más absoluto.
Si nos viéramos en un espejo cada vez que tenemos este tipo de reacciones, seguramente sentiríamos una cierta vergüenza de nosotros mismos y no nos reconoceríamos, salvo que seamos, en esencia, orgullosos, vanidosos, presuntuosos y prepotentes, lo que vendría a confirmar las muchas excepciones que debe tener esta regla.
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