Reflexión sobre los "engendros"
Esto de engendros es un calificativo que, prácticamente, casi todos los días escucho.
Mi mujer ve su tele por allá y yo la veo por acá. El "por acá" está de camino entre el "por allá" y la cocina y, en la cocina, generalmente, hay unos cuantos motivos para que mi media, aprovechando los momentos de comerciales en la tele, de vez en cuando, haga una excursión de aprovisionamiento hasta el recinto de los fogones y, al pasar frente a mi estancia, meta la cabeza para identificar las explosiones, tiros, gritos desabridos, de mi caja inteligente (mi tele es smart). Es entonces cuando, haciendo gala de ostentosa reiteración, una vez más, repite: -No sé cómo puedes ver esos engendros de pura violencia.
Hoy, al mediodía, me picó el hambre antes que a ella. De manera que mientras yo comía, ella, sentada frente a mí, hablaba, y yo, para que no me tachara de antiparabólico, me interesaba. -¿Esta noche tuviste un programa bueno?
-Sí. Estoy viendo una serie muy buena. A mí, no soy como tú, me gustan las españolas.
Yo: -Ya.
Ella: -Esta ye de una mujer que tien un marido que ye un perru y solo le da mala vida. Ella: -Vese que va entrando en la mar pa ahogase, pero aparez un muchacho que la salva y después la acompaña a la casa y entonces ella se recupera, y él tien 15 años, pero ye guapísimu, y tienen relaciones.
Yo, que no diga que no la escucho: -Ta bien. Ella es una mujer casada, adulta y él tiene 15 años, ta bien.
Sigue ella: -Después ella se casa con el padre de él...
Interrumpo yo: -Y entonces hacen un trío y viven felices comiendo perdices. Y tú ves esos engendros.
-¡No, hombre! El padre no sabe de la relación que tienen el hijo y la mujer. Mira -va a su cuarto de lectura a por una revista-. Míralos a ellos, la pareja. Mira el muchacho qué guapu ye -me muestra al carajo de cuerpo entero. Lo miro para conformarla. Coño, si yo fuera mujer, con el gusto tradicional, antes me daba un apretón con Cuasimodo que con, para no herir susceptibilidades, simplemente diré semejante criatura. Sigue.
-Y engendros los que ves tú, de pura violencia.
Los "engendros" que yo veo son los engendros de toda la vida puestos al día con la actual tecnología, que, naturalmente, los hace más espectaculares, pero que, en esencia, no dejan de ser lo que siempre han sido, tiros, peleas, persecuciones, etc. Todo lo inherente al ser humano de siempre. Lo que ha cambiado, que es lo que a mí me resulta vomitivo, es eso precisamente: lo inherente.
No ha cambiado ni nunca cambiará el uso del poder, sea de la índole que sea, la fuerza, la posición, el uso de lo que sea que al hombre le dé ventaja para satisfacer sus deseos, su ambición, pero hasta no hace tanto, generalmente, existían ciertas barreras de índole moral que limitaban, o condicionaban, su conducta. Ahora mismo...
Puag. Ya no quedan barreras morales que saltar. Es para vomitar. Y este bicho "inteligente" lo va a pagar.
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