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Paz, seguridad y desarrollo para Europa

8 de Marzo del 2023 - José María Casielles Aguadé

Como es bien sabido, la Segunda Guerra Mundial transcurrió entre 1939 y 1945, y constituyó el último gran conflicto de Europa, tras el no muy lejano de la Primera, que convulsionó al Viejo Continente entre 1914 y 1918. En resumen, dos dolorosas tragedias en poco más de un cuarto de siglo, como fruto nefasto de abusos y resentimientos pagados con millones de muertos inocentes. Tras estas cuantiosas miserias, hacia mediados de abril de 1951 se construyó en París la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), inspirada en un feliz acuerdo económico que, tras iniciales ampliaciones

a Italia, Bélgica y Luxemburgo, convergió en la Comunidad Económica Europea por el tratado de Roma (1957), que se dilató con los de Maastricht (1992) y de Niza (2000), y acabó cuajando en la Unión Europea (UE), con 28 miembros, de los que Inglaterra se descolgó hace tres años con el conflictivo proceso del brexit, que aún suscita serios reparos entre los ciudadanos británicos. Quedan atrás viejas tensiones de la URSS, provocadas por el implacable Telón de Acero de Stalin.

Las suspicacias entre la URSS y USA parecieron disiparse con la disolución del Pacto de Varsovia -una asociación defensiva soviética-, con permanentes recelos de la OTAN, que se mantuvo vigente.

El proceso de sucesivas adhesiones llegó a acoger e incorporar a países del Este (exURSS) que se liberaron de Rusia, tras aceptar la promesa de no incorporarse a la UE, ni a la OTAN, liderada por USA. Este condicionamiento ruso a sus países confederados es explicable cuando se recuerdan las apuradas cuestiones suscitadas por el envío de misiles rusos a Cuba, en la conocida como "crisis de los misiles", que hizo levantar objetivamente la voz norteamericana por la alarma que para ellos suponía la proximidad de lanzadores de armas nucleares al territorio de USA.

La necesidad de que la UE actúe con prudencia y vele por sus intereses ante el conflicto ruso-ucraniano

La guerra de Ucrania es, paradójicamente, menos preocupante para USA, que está a miles de kilómetros del frente y que ha suscitado un implacable bloqueo comercial sobre Rusia con el que ya ha tenido importantes beneficios

No puede negarse que algunos de los países del SE de Europa (antigua Yugoslavia) no respetaron aquel compromiso, lo que suscitó desacuerdos entre Putin y su presidente, Gorvachov. La retirada de este (hace poco tiempo fallecido), y su sustitución por Putin, antes alto funcionario de la NKVD, y otros episodios, como la independencia de Kosovo -recusada diplomáticamente por España- y las altaneras posturas de Zelenski, fuertemente respaldadas por USA y otros países de la OTAN, acabaron desatando la actual lamentable guerra de Ucrania, especialmente peligrosa por los continuos envíos de armamento ofensivo, a requerimiento exigente de Zelenski, y prodigados por USA, algunos países de la UE y otros no-UE de la OTAN, a cuyas organizaciones no pertenece formalmente Ucrania, aunque lo solicita con urgencia imperiosa, que algunos miembros actuales rechazan conscientes de las responsabilidades que implican, incluidas amenazas nucleares. El único objetivo nuclear español que contemplan los rusos es la base naval de Rota (Cádiz), que recientemente ha asumido la estancia de otros dos destructores portamisiles nucleares americanos. No es necesario ser diplomado de Estado Mayor para comprender lo delicado de esta situación. Quien no lo vea así, recuerde la "crisis de los misiles" de Cuba, en la que varios comandantes de submarinos nucleares rusos no podían conectar con sus mandos en Europa y, acosados en el Caribe por destructores norteamericanos, las pasaron moradas antes de poder volver a sus bases sin utilizar sus armas atómicas.

Queda, pues, perfectamente clara la situación de Ucrania, que lleva casi un año de guerra y es enormemente peligrosa, tanto para su población como para las de Rusia, la UE y la OTAN, que se pueden ver implicadas por esos envíos de armas. Paradójicamente es menos preocupante para USA, que está a miles de kilómetros del frente, y que ha suscitado un implacable bloqueo comercial sobre Rusia con el que ya ha tenido importantes beneficios, a saber: en los precios de su petróleo crudo y en los de su gas natural, que tras ser licuado ha de transportarse por metaneros, con serios incrementos por los fletes, la licuación previa (a -145 °C) y su posterior regasificación. Consecuentemente, se produjo la espectacular revaluación del dólar (de 100/120 a 100/100) respecto al euro, y hoy prácticamente a la par.

Las maniobras económicas citadas no tienen ningún secreto: si se excluyen ofertantes, los que quedan se ven favorecidos por la demanda.

La liberación condicionada de los países de la antigua Yugoslavia ha suscitado posturas diversas: Serbia mantiene clara afinidad con Rusia, mientras que Albania, Montenegro y Macedonia son pro-OTAN; Bosnia y Kosovo se lo piensan según circunstancias. Es bueno recordar que los ucranianos proceden de una invasión vikinga sueca (año 880) que, tras cruzar el Báltico y navegar por el Dnieper, se asentó en Kiev bajo el mando del conde Rus (de ahí el nombre "rusos":). ¿Qué haríamos los españoles si mañana se independizasen, ya no los catalanes, sino los castellanos?

Resumiendo: Europa (UE) ha de ser prudente y velar por sus específicos intereses: paz, seguridad y provechoso desarrollo. Recuérdese si no su experiencia en la descolonización de África, y las "aventuras" afro­asiáticas de otras grandes potencias en ese proceso, hace poco más o menos medio siglo. Amigos, sí de todos; pero la vaca por lo que vale.

Paz y bien para Europa.

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