Depende de nosotros que nuestra sidra sea internacional
El pasado jueves LA NUEVA ESPAÑA abría la caja de los truenos al publicar una, bajo mi punto de vista, acertada noticia sobre la ausencia de Asturias en diversos artículos sobre sidra, publicados por distintos medios de comunicación de Reino Unido, Alemania y Estados Unidos.
Que el prestigioso diario británico «The Guardian» no coloque a ningún lagar asturiano en el Top Ten de la sidra es, o debería ser, un severo toque de atención a todos aquellos que estamos implicados en uno de los sectores con mayor peso en la agroalimentación asturiana.
Dicen que «quien no comunica, no existe». Y ahí es precisamente donde hay que buscar la raíz del problema. No perdamos el tiempo en confrontaciones con elaboradores de otras regiones, que tienen tanto derecho como nosotros a promocionar sus productos y a potenciar todo cuanto puedan su expansión en mercados nacionales e internacionales.
Personalmente, siempre he pensado que, antes de buscar la paja en el ojo ajeno, debemos cerciorarnos de haber retirado antes la viga del nuestro. Si a quienes tienen el deber de informar no les llegan nuestros mensajes, difícilmente podrán conocer y tener en cuenta en su trabajo las excelencias de la sidra hecha en Asturias.
Mientras no hagamos un esfuerzo por promocionar de manera eficaz nuestra sidra, un producto que destaca por su excelente calidad y por estar arropado por valores culturales únicos, no podremos quejarnos de nuestra ausencia en todo lo que se publique fuera de nuestras fronteras sobre nuestro sector.
Subtítulo: Asturias necesita un verdadero plan de promoción en el extranjero
Destacado: Siempre me ha sorprendido el elevado porcentaje de recursos que se siguen dedicando a la promoción de la sidra en nuestra región. ¿Quedará alguien aquí que no conozca sus bondades?
Es hora ya de dar un paso al frente y de apostar por una promoción decidida, continuada y eficaz en aquellos mercados internacionales que cuentan con mayor tradición sidrera y que mayores oportunidades de negocio, por qué no decirlo, ofrecen a nuestro sector.
Para este menester contamos (o deberíamos contar) con los importantes recursos que el Principado destina cada año a la promoción de la Denominación de Origen Protegida «Sidra de Asturias». Aunque desde el Consejo Regulador se han realizado algunas acciones en mercados internacionales, los hechos que tanto revuelo han causado estos días nos dicen que aún queda mucho camino por recorrer. Y no deberíamos tardar mucho en hacerlo, aprovechando además que los primeros pasos que hemos dado nos llevan a creer que tenemos mucho que ganar (véase, si no, el premio recibido por una de las sidras acogidas a la D.O.P. en el Festival Agroalimentario de la localidad británica de Bath, en junio de este mismo año).
Siempre me ha sorprendido el elevado porcentaje de recursos que se siguen dedicando a la promoción de la «Sidra de Asturias» en nuestra región. ¿Quedará alguien en el Principado que no conozca las bondades de nuestra bebida por excelencia?
Es por ello que tengo la sensación de que estamos desperdiciando grandísimas oportunidades para crecer en el ámbito internacional. Y seguiremos perdiendo este tren mientras no seamos capaces de articular un verdadero plan de promoción de nuestra sidra más allá de nuestras fronteras.
Tenemos todo lo que hace falta: un producto de grandísima calidad y aún mayor tradición, un sector con la necesidad de buscar nuevos mercados para seguir creciendo y una denominación de origen que, si en algo tiene que despuntar, es en la promoción internacional de la sidra hecha en Asturias.
¿Qué nos falta para ponernos manos a la obra?
Samuel M. Trabanco, gerente de Grupo Trabanco
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