Ángeles de cuatro patas
Hoy el tema va de nuestra familia peluda de cuatro patas.
Esos ángeles cuya misión en la tierra es dar cariño, lealtad, alegría, fidelidad absoluta a cambio de nada.
¿Y qué les damos a cambio?
En el mejor de los casos, les cuidamos, queremos y tratamos como a un miembro más de la familia, para eso los tenemos... Cuidados tanto higiénicos como de salud: baño y peluquería; alimentación adecuada a sus necesidades; vacunas, desparasitación, controles veterinarios, etcétera.
Ellos solamente nos tienen a nosotros, somos los líderes de la manada, tanto los gatos como los perros dependen de su familia humana, al vivir en casa, su alimentación se la tenemos que proporcionar, así como todo el bienestar y cuidados.
En el peor de los casos (por desgracia hay muchos), no los quieren para nada, en algunos casos es el capricho por Navidades para los niños, pero una vez que el cachorro crece y el capricho ha pasado, los abandonan a su suerte o los quitan de en medio tan ricamente. El maltrato animal está a la orden del día, basta ver las últimas noticias que salen al respecto: galgos ahorcados cuando sus miserables dueños consideran que ya no sirven; perros atados a los coches mientras el individuo acelera la velocidad y el pobre animal acaba despellejado vivo porque no puede seguir la marcha del coche; otros los tienen atados sin agua ni comida y entre sus propios excrementos. En fin, cayeron en manos de psicópatas que disfrutan viendo a estos seres vulnerables sufrir hasta la muerte.
Luego están los que dicen quererlos pero, claro, en su propio beneficio (tener perro guardián en su finca, o gato para que los ratones no entren en sus casas; pero si enferman ni se ocupan de llevarlos al veterinario... ¿para qué? Es solo un perro o un gato...
Lo que más me chirría es que cuando los peludos se hacen muy mayores y lógicamente necesitan más cuidados porque con la edad empiezan los achaques (igual que les ocurre a las personas), entonces es cuando se ve de verdad cómo es el ser humano.
Si el perro o gato enferma y hay que darle medicación o tiene que pasar por quirófano, enseguida les quieren quitar de en medio con la inyección, y para justificarse dicen: "Es que no puede caminar, arrastra las patas", "Es que se hace las necesidades en casa porque ya no controla", "Es que ya no ve, ni oye, no tiene calidad de vida", "Es que por la noche se la pasa aullando o maullando y no me deja dormir"... Excusas baratas para acallar su conciencia y justificar lo que no tiene justificación.
Por esa regla de tres, si esos individuos un día no pueden andar, o se hacen sus necesidades encima, o pierden la visión, el oído o les da demencia y se pasan la noche gritando... ¿les hay que poner la eutanasia?
En esas situaciones habrá que procurar gestionar como mejor se pueda y siempre con mucho cariño procurando que tengan calidad de vida.
Solamente les habrá que dormir si se ve que están sufriendo y que nada les calma el dolor, pero porque no puedan andar o ver no es motivo. No andan o no ven pero pueden vivir felices si se les da confianza, cuidados y mucho cariño.
Yo tengo un precioso gato de 17 años, "Sammy"; es un abuelo y tiene sus achaques, pero ahí está, con su medicación pero feliz (hace tres años que tanto a él como a su hermana "Luna", ella es una perrita de 15 años, les habían desahuciado.
A "Luna" le tuvieron que extirpar los dos ojos con pocos meses de diferencia, ella tampoco oye, y tiene diversas patologías para las que precisa medicación diaria, y, sí, he pasado noches en vela cuando ella tenía tanto dolor que tenía que venir el veterinario a casa para ponerle calmantes. Tras la operación para extirparle los ojos le ha cambiado la vida en todos los sentidos. No ve, no oye, pero no tiene dolores y es feliz porque se siente querida y cuidada; además, mientras yo viva seré su lazarillo. Ella nos da lecciones todos los días, en casa se maneja perfectamente y en la calle al principio le costó pero ahora va tan contenta.
Si yo fuera como esa gentuza desalmada tendría la excusa perfecta para quitarme a los dos de encima, alegando que sufren, pero ellos están felices de seguir viviendo y nosotros encantados de que así sea.
De momento ya le han ganado a la vida tres años, y si hacen el pis donde no corresponde se friega y punto.
No deis excusas cuando a la mínima os queréis liberar de ellos cuando vienen mal dadas. Ojalá los que piensan de esta manera les paguen con la misma moneda cuando sean mayores y sus hijos consideren que son un estorbo.
Por otra parte, a ver si los políticos llevan a rajatabla la ley de protección y bienestar animal, porque las penas que ponen a los descerebrados maltratadores son irrisorias. Ah, y en esa ley tienen que entrar todos los animales, no dejar fuera de ella a los que por intereses empresariales no tienen bula (toros y perros de caza).
Decía Gandhi que la grandeza de una nación se mide por el trato que damos a los animales.
Debería ser de obligado cumplimiento una asignatura en los colegios en la que enseñen a los niños desde bien pequeños que los animales no son cosas, son seres que sufren, sienten y padecen. Ya se sabe que la educación y los valores se enseñan en casa, pero por desgracia hay mucho cromañón que siguen pensando que los animales son para divertimento y disfrute del personal.
Ellos son los mejores compañeros de viaje y salvan muchas vidas, pero de eso solo nos acordamos cuando hay catástrofes y ahí están ellos acompañando a policías y bomberos o avisando a los dueños de un peligro inminente. Sin olvidarnos de que son terapeutas para personas vulnerables y personas con cualquier grado de discapacidad.
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