La sanidad pública necesita un giro inmediato
¿Recuerdan como era hace 25 o 30 años atrás? No había estas listas de espera que se rieran de todos nosotros en la misma cara, el médico de cabecera era como uno más de la familia, incluso ibas sin cita sin miedo a ser tomado por intruso. Percibías todo como algo nuestro, el médico además de respetado era un asesor para quien lo necesitara. Si pedías cita te la daban en el mismo día, el médico acudía a los domicilios casi al instante.
Si tenas que visitar el especialista la cita era sin casi esperas.
¿Recuerdan? Menuda nostalgia queda de aquellos tiempos respecto al buen funcionamiento de nuestra sanidad pública, confiábamos en los médicos, había complicidad mutua, los veías comprometidos y responsables con cada paciente, incluso te llamaban a casa (sin tantas facilidades como ahora, no había móviles) para ver si el tratamiento había surtido efecto. Todo dentro de su jornada laboral, sin abuso por parte de nadie. Los médicos de antaño se convertían en amigos de sus pacientes, ahora colocan una coraza repelente convirtiendo todo en una fría relación que no ayuda al enfermo en nada, se percibe ese alejamiento personal y humano. Todo el entramado (desde el de cabecera, ambulatorio, especialidades, urgencias, hospital... ) te hacía sentir que estabas en buenas manos. Ahora, salvo excepciones, no ves ni percibes ese feeling, más bien cumplir con una obligación (casi como un favor que te hacen) a quitar delante cuanto antes.
Ejercer una profesión tan digna como tratar de solucionar las averías del cuerpo y la mente de las personas (de aquellos a los que se deben) debiera ser un orgullo indescriptible. Pues no, los ves como superados, despistados y tristes.
No sé, igual exagero un poco, pero no crean, cada vez se aleja más la sanidad de su verdadera razón de ser y existir, los verdaderos artífices y artistas de que este armatoste público esté en pie son los pacientes, los enfermos, lo que gracias a sus impuestos se llegó a convertir en una de las mejores sanidades del mundo ahora ya no, está en plena descomposición. Nadie mete mano a tanta dejadez, pachorra e irresponsabilidad. Una Sanidad lenta no es Sanidad ni nada que se le parezca, llega tarde a la prevencion, al diagnóstico y, por supuesto, a la solución.
Ahora solo es efectiva en tiempo y forma para los miles de trabajadores, sus familiares y enchufados. Si no encuentras acomodo ahí, ya puedes esperar un trayecto desesperante de listas de espera para todo. Una colonoscopia, años; y una resonancia, muchos meses, todo después de un periplo de esperas eternas entre el médico de cabecera, especialistas y tratamiento adecuado.
Así están las urgencias, no dan abasto por la gente sentirse obligada a ir de frente saltándose toda la burocracia desesperante e inaceptable.
No son los enfermos quienes tienen que discernir de quién es la culpa, si falta de personal, medios, dejadez, falta de gestión, dirección o planificación; lo que sí es inaceptable es llegar tarde a un diagnóstico cuando debieran saltar las alarmas cuando un paciente pide ser atendido por síntomas de prevención urgente, más si va acompañado de antecedentes con historial sólido de familiares con gen anormal de cáncer. Ya es igual. No importamos a nadie. Somos un número más. Ya hasta no tienes nombre, eres números y letras para todo, al menos en la Sanidad privada colocan tus iniciales con ellas.
No es la solución la sanidad privada para nada, solo un complemento, ahí nos quieren llevar las derechas.
Debemos ser críticos y denunciar, exigir a las administraciones que pongan esto a funcionar, si es preciso aplicar el 155 de nuestra constitución, se aplica; pero necesita una mano capaz con personalidad para darle otro rumbo a lo que se nos va de las manos.
Me perdonarán los muchos profesionales que gracias a ellos aun resiste en pie este armatoste público, los que están al pie del cañón con todo su saber y compromiso. No va para ellos mi crítica, lo saben.
Va para aquellos que ya no forman parte de la solución a nada, los que gestionan y dirigen mal, si con ellos todo va a peor, ya no pueden formar parte de la solución, son ellos el problema.
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