Elola no sabe lo que pasa en los hospitales comarcales asturianos
En LA NUEVA ESPAÑA del 11-XI-10 se publica una carta firmada por Javier Elola que hace referencia a un escrito mío titulado «El futuro de los hospitales comarcales» (LA NUEVA ESPAÑA 4-XI-10), en donde criticaba las opiniones vertidas en su libro «Futuro del Sistema Sanitario Público del Principado de Asturias» (mayo 2010) sobre dichos hospitales.
La contestación de Elola no entra a considerar las observaciones y argumentos contenidos en mi escrito, sino que pretende llevar la discusión al terreno de las descalificaciones personales. Una forma de polemizar carente de todo interés tanto para mí como, imagino, para los lectores de LA NUEVA ESPAÑA. De todos modos no puedo pasar por alto que distorsiona y manipula no sólo mis opiniones, sino la misma literatura científica.
Cabe reiterar que el libro de Elola, financiado por el CES y conocido por Quirós y Elena Arias, demoniza en 17 ocasiones a los hospitales comarcales sin aportar ningún dato concreto que respalde sus acusaciones. Se nos tacha de ineficientes, inseguros y de hacer una medicina de baja calidad, pero no se aporta ningún estudio de estos centros ni de los restantes hospitales que permita analizar y comparar la realidad hospitalaria en estos últimos años. En base a estas afirmaciones gratuitas se propone reducir la actividad asistencial, centralizar servicios y reconvertir camas con fines sociosanitarios, paliativos, etcétera. Se cita literatura extranjera, fundamentalmente de los años 80 y 90 del siglo pasado, que obviamente puede ser interesante, pero que no demuestra nada, desde el punto de vista práctico, en nuestro medio en el horizonte de 2020-2030. El trabajo de Elola es inconsistente y superficial desde el punto de vista científico, aunque puede ser útil desde el punto de vista político. Por eso se han distribuido 2.000 ejemplares gratuitos entre los sectores más influyentes y porque el Gobierno regional prepara un plan en la misma línea (Provisión de Servicios Sanitarios. Consejería de Salud 4-VIII-10).
Al margen de lo anterior comete dos errores de principiante:
1º.- No toma en consideración la cuestión de la accesibilidad y la proximidad de los recursos sanitarios y su impacto sobre la calidad, la eficiencia y la seguridad de los pacientes, ni menciona los problemas económicos y logísticos de la centralización de servicios.
2º.- Sigue moviéndose en el discurso trasnochado de los cambios estructurales de las pirámides de población, sin tener en cuenta la escasa correlación entre la pirámide de población y las demandas y necesidades reales de una sociedad determinada. (Rethinking Age and Aging; W. Sanderson, S. Scherbov, 2008 o Medicamentos y Edad, Vincent Navarro, 2.010).
Con respecto al volumen de actividad y seguridad, si el señor Elola hubiese estudiado el problema en concreto en nuestro medio sabría que no pocos especialistas de los grandes hospitales operan menos veces al año que sus homólogos de los comarcales, que en los comarcales se hacen menos cesáreas que en algún hospital del centro o que las estancias medias tienden a ser más bajas en los más pequeños. Son datos orientativos para destacar que la planificación seria y rigurosa requiere estudios específicos y concretos de los problemas que se pretenden solucionar.
En fin, cita Elola a Ross (N Engl J Med 2010; pág 362) con una frivolidad que asusta. Se ve que con las prisas solo leyó las conclusiones. Si hubiese leído el apartado Results y supiese una sola palabra de lo que sucede en los hospitales comarcales asturianos, se daría cuenta de que en dos de las tres patologías estudiadas –infarto de miocardio, fallo cardiaco y neumonía– estamos por encima del umbral de seguridad de los hospitales americanos analizados.
Y un mensaje para iniciados: si Ramón Quirós fuese jefe de servicio, el informe de Elola estaría en el cesto de los papeles.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo