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De un amigo sacerdote para un amigo del alma

11 de Marzo del 2023 - Agustín Hevia Ballina, canónigo de la Catedral

Cuando un amigo ha finado para la presente vida, no es posible expresar el sentimiento que te embarga si no es con la oración por su eterno descanso. Esto se hace más manifiesto cuando el amigo del alma te deja un vacío que es muy difícil de llenar, porque el ámbito de los sentimientos no puede medirse en parámetros, a lo humano, sino que deja en ti algo medular, irremplazable, que se llena con la virtud de la esperanza.

Sientes en los hondones del alma, en un principio, una tensión amarga, que se suaviza poco a poco, una búsqueda de consuelo que difícilmente asimila la falta de quien era para ti un ser que querías, con quien compartías inquietudes, ilusiones y momentos de algo que te pertenecía: la amistad que nos unía.

Sumario: In memoriam Carlos de Posada Miranda

Destacado: Hablamos del amigo del alma como del alter ego, ese otro yo al que procuramos darle cabida, formando parte casi de nuestra existencia, cuya pérdida experimentas de modo parecido a quien pierde un tesoro

Hablamos del amigo del alma como del “alter ego”, ese otro yo al que procuramos darle cabida, formando parte casi de nuestra existencia, cuya pérdida experimentas de modo parecido a quien pierde un tesoro y que te es lícito sentir, con el clásico, que no puedes ir más allá en la expresión de la amistad que parodiándolo y diciendo que los amigos son manifestación de una sola alma en dos cuerpos.

Eso me ha pasado en la circunstancia presente, en que el ser querido nos deja para emprender el retorno a la casa del Padre Dios, que es la bienaventuranza eterna que para después de la presente vida aguardamos conseguir.

El Señor te reciba en su gloria, amigo Carlos. Para tu esposa, Marian; para tu hijo Javier; para la pequeña, casi recién nacida, Covadonga; para su madre, Noemí; para todos los que bien querías, deseo acompañaros en esa esperanza que no defrauda, en esa meta que siempre encuentra respuesta, en esa ilusión que nos guía desde que recibimos el bautismo hasta que se nos abran las puertas de la mansión que, de todo corazón, anhelamos para ti, Carlos querido, y para los tuyos, que te pusieron en el camino de alcanzar la vida eterna: tus padres y tus padrinos, que como cristianos, con la Virgen de tu Guía por motivo de tu devoción, te ayudaron para alcanzar la Gloria del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Que la Santísima Trinidad, que habitó en ti desde el día de tu bautismo y en cuyo nombre fuiste bautizado, te reciba en la Gloria eterna.

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