Ansar, el mitómano acomplejado; 20 años de la barbarie
“Con una mentira suele irse muy lejos, / pero sin esperanza de volver” (Proverbio judío)
De los seis presidentes de Gobierno que ha tenido España desde que se recuperó la democracia, tras la muerte del dictador Francisco Franco, “Ansar” (como lo llamaba Bush, hijo) es el más inquietante en términos intelectuales y de acción política. Sin embargo, para bien o para mal, forma parte del paisanaje político de este país de los últimos 44 años.
Creo que el personaje responde fielmente a aquella pregunta que de vez en cuando nos surge: ¿cómo es posible que un individuo de estas hechuras haya podido llegar a ocupar determinado puesto?... en este caso, nada más ni nada menos que la Presidencia del Gobierno de la cuarta economía de la UE durante ocho años.
Es verdad que, con relativa frecuencia, nos quejamos sobre la mediocridad de los líderes en el mundo de un tiempo a esta parte (ahí están Trump, Bolsonaro, Maduro...). Es verdad que en España han surgido “líderes” en sus territorios autónomos y/o municipales que no superarían el famoso test que les hacen a los inmigrantes que quieren obtener la nacionalidad española. El ejemplo más claro lo tenemos con la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Pero el caso de “Ansar” es especialmente grave por la pervivencia del personaje quien, cuando lo desea, pone a todos los medios de comunicación haciendo guardia para escuchar sus discursos vacíos, insulsos, patéticos, con una prepotencia que parece que comunica a sus súbditos el descubrimiento del Mediterráneo.
En su primer mandato, al carecer de mayoría absoluta para poder gobernar, propició pactos con quienes había insultado previamente como la “anti-España” y filoterroristas. Catalanes y vascos, de pronto para él, se convirtieron en ejemplo para la democracia. Los antaño criminales y asesinos de ETA, en el “Movimiento de Liberación Nacional”. El “Pacto del Majestic”, firmado tras las elecciones generales de 1996, posibilitó que Jordi Pujol diera su apoyo a “Ansar” y este, a su vez, lo apoyara en las siguientes elecciones catalanas, más un sustancioso paquete de transferencias. El pacto con los vascos del PNV, a quienes llegó a calificar de “partido más democrático de España”, hizo a su vez exclamar a su líder Xabier Arzalluz: “Los vascos hemos conseguido en unos meses, con Aznar, más competencias del Gobierno central que en los 13 años de gobiernos socialistas”.
La megalomanía y la guinda la puso “Ansar” con la invasión de Irak. Quiso formar parte de la Historia y se puso al servicio del tándem Bush/Blair, para completar la miserable foto del trío de las Azores. “The Observer” publicó los detalles de la manipulación orquestada por Bush/Blair, y compartida con el “bufón” José María Aznar y bautizado, desde entonces por Bush, como “mi amigo Ansar”.
La intervención militar se saldó con el resultado de 98.000 muertos (“The Lancet”), la mayor parte civiles (como la masacre de Hadhita perpetrada por marines estadounidenses) a quienes Bush/Blair/Aznar, pretendían liberar del yugo de Saddam Hussein. Un país devastado, donde impera el caos, la muerte y el hambre. Ese es el resultado del ataque de los “vigías” de Occidente.
Organizaciones internacionales, como Human Rights, siguen intentado que los responsables que urdieron aquella felonía y provocó aquellas matanzas de civiles iraquíes sean juzgados por “crímenes contra la humanidad” en el Tribunal Internacional de la Haya. No nos caerá esa breva.
Bush y Blair, a su manera, han pedido perdón. José Manuel Durão Barroso (primer ministro de Portugal y anfitrión de las Azores), años más tarde, siendo presidente de la Comisión Europea, declaró que le engañaron en la reunión de las Azores con documentos falsos y que fue José María Aznar quien más se empeñó en la celebración de la cumbre, previa a la invasión de Irak. “Ansar” jamás ha pedido perdón. “Lo volvería hacer”, ha dicho.
“Ansar” dice que no sabe nada sobre la pestilente corrupción que se practicó durante sus gobiernos. No sabe nada de lo que hacían sus colaboradores más inmediatos, no sabe nada de los apuntes que aparecen en los papeles de Bárcenas como receptor de dinero negro, pero sí sabía que Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva.
Envalentonado en su patético narcisismo y con su habitual repelente chulería, insiste en que actuó correctamente. Bien es cierto que fue el “tonto útil” del trío de las Azores. Bush necesitaba para “legitimar” su intervención a alguien más que Blair en Europa. Ningún otro país se prestó a ello, salvo la vergüenza de España, “Ansar”, cuya recompensa fue que Bush le tocara el hombro (algunos dicen que en ese momento tuvo un orgasmo, yo no llegaría tan lejos) en la famosa, triste y vergonzosa foto de las Azores... Desde entonces, ahí continúa en su pedestal de narcisismo vacío, acomplejado, cínico, horrorosamente pedante... perdonándonos la vida a todos a los demás, sin saber muy bien de qué.
Es un enfermo. Es un mitómano (la mitomanía es un trastorno del comportamiento). Un adicto a la mentira. Un mitómano en sus inicios busca con sus engaños la aceptación de los demás, para compensar sus bajos niveles de autoestima. Las personas que sufren este trastorno suelen curarse una vez que empiezan reconociendo que padecen el mismo. La mitomanía de “Ansar” me temo que no tiene cura, porque a su personalidad hay que añadirle la soberbia, el narcisismo insoportable, la prepotencia, la chulería en un personaje que irradia una fealdad que repele.
De joven no es que fuera atractivo, pero tampoco era feo. Lo que ha ocurrido es que con el tiempo la fealdad se apoderado de él. Su “fealdad interior” se ha exteriorizado, se ha corporeizado. Es lo más parecido a una rata de alcantarilla a la que cuesta mucho mirarla porque produce grima.
20 años del horror. Ahí sigue el pueblo iraquí hundido en la miseria, la muerte, el dolor y la corrupción.
Málaga, 17 de marzo de 2023
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

