El talento no es ni junior ni senior
Existe la creencia generalizada de que las personas con mucho talento encuentran su plenitud profesional a los 40 años, y sin embargo a los 45 ya son son considerados "talentos séniors", una concepción que parece equivocada porque si estos últimos ya son "viejos" para asumir altas responsabilidades estaríamos limitando el máximo aprovechamiento de este tipo de talentos a un cortísimo periodo de tiempo.
Evidentemente las cosas no son así, pero sí que existe el estigma social de que las personas consideras ya mayores por su edad, a pesar de sus experiencias y trayectoria, tienen más dificultades de adaptación, menos competencia y habilidades, y son más rígidas en relación con las ideas y la visión del mundo, lo que les hace más vulnerables, y, en consecuencia, menos aptos para acceder y para ocupar determinados cargos.
El hecho de que haya que dejar el paso a la juventud no significa que los mayores de 45 años se tengan que "retirar a los cuarteles de invierno", sino más bien al contrario, porque es a esa edad cuando se tienen las ideas más claras para todo en la vida y en particular en lo laboral.
No se trata de seguir trabajando a los 80, pero no es de recibo que se quiere amortizar tan tempranamente el talento. Es, como tantas cosas que ocurren en esta etapa que nos toca vivir, algo contradictorio e incomprensible, porque el talento no es ni junior ni senior, es, simple y llanamente, talento, y este se tiene o no se tiene, a cualquier edad, y cuando se tiene no hay que tirarlo a la basura.
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