Victorias amargas y dulces derrotas
No siempre son las cosas como parecen y se dan circunstancias particulares en las que lo que deberían ser alegrías por los triunfos cosechados no lo son tanto y, por contra, en muchas ocasiones las tristezas se ven ampliamente compensadas por el esfuerzo, la ilusión y el espíritu en el empeño, aunque estos no siempre se correspondan con buenos resultados.
Es este sentido en el que se puede decir que las victorias no son siempre dulces, si al lograrlas humillamos al contrario o si estas se consiguen con el empleo de malas artes, ni las derrotas tienen que ser amargas si lo hemos dado todo en el empeño.
Lo que sí está meridianamente claro es que no siempre se gana, por lo que no conviene sacar demasiado pecho, ya que cuando menos te lo esperas surge alguien que lo hace mejor que tú, y en ese caso lo que te gustaría es que tu esfuerzo se viera premiado con un aplauso y que no te sientas nunca derrotado si pones el corazón y la vida en todo lo que haces.
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