Lecciones
Hace poco estuve en Gijón velando a Fernando, un amigo. Al terminar las últimas oraciones sobre el cadáver de su marido, Nieves, su mujer dijo: “Pues ahora tendré que ser buena si lo quiero volver a ver”. “¿Qué dices, mama?, ¡si es imposible ser más buena y hacerlo mejor!”..., se oía a los hijos en la sala. Uno, más bromista, le comentó con ironía: “No, mamá, tú lo tienes claro, no lo conseguirás nunca”.
Aprendí por un lado que esa mujer sigue enamorada de su marido después de toda una vida junto a él, pues ha sabido alimentar ese amor día a día. Felicidades. Por otro, que el amor, el verdadero amor, nos hace mejores, tiene un poder enorme ya que genera en nosotros la energía y confianza que nos permite crecer. Quien nos ama ve toda nuestra potencialidad hecha acto. Eso nos lleva a no querer defraudarle. Nos hace soñar. Nos da alas. Fuerza para crecer.
No te preocupes, Nieves, volveremos a ver a Fernando. Seguro.
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