El rugir de los leones
Y se abrieron los mares de la mano de Ana García Obregón. Bueno, más bien lo que se abrió fue un melón bien gordo, como suele decirse. Y ya tenemos otro tema para dividir de nuevo a España en dos partes enfrentadas. Empiezo a verle sentido a los dos leones que flanquean la entrada al Congreso de los Diputados, mirando con arrogancia cada uno de ellos en dirección opuesta al otro. Creo que el escultor Ponciano Ponzano no se imaginó que iba a representar tan bien a las dos Españas y además delante del órgano que representa al pueblo español. Ahí lo ha clavado el bueno de don Ponciano. Como allá por mediados del siglo XIX lo que había a mano para tirarle al contrario eran bolas de cañón, eso es lo que les puso el señor Ponciano a los leones debajo de sus patas. ¡Ay, si levantara la cabeza y viera que ahora lo que nos tiramos a la mollera son tuits! Que hacen menos daño estético, pero más daño ético.
Sinceramente, yo no esperaba desayunarme con la noticia de que Ana García Obregón había tenido una niña por gestación subrogada. Pero cuando lo he leído me he alegrado enormemente por ella. Pero me duró la alegría media magdalena cuando comencé a leer los comentarios: que si es comprar a niños, que si es maltrato a la mujer, que a dónde va tan mayor. ¡Cuánta hipocresía y cuanta moralina rancia e interesada! O sea, es legal comprar animales de compañía, podamos elegir una de las 37 identidades de género, nos desgañitamos pidiendo igualdad y nos damos golpes de pecho a ver quién es más feminista, peeeero no vemos bien que una mujer o un hombre que deseen tener un hijo recurran a un vientre de alquiler de forma legal y acordada. Porque la clave es esa, que sea legal, libre y consentido. Y precisamente, la mejor forma para que sea así es que esté regulado por Ley.
Escucho a varios políticos decir que subrogar un embarazo es maltrato a la mujer y abuso por diferencia de estatus social. Argumentos ambos que me suenan más a película de siesta del domingo que a realidad del siglo XXI. Yo opino más bien que ceder el vientre de forma libre para que otra mujer o un hombre puedan tener un hijo es un acto de gran generosidad y valentía. Tanto si es de forma altruista como si hay remuneración económica. ¿Por qué no se va le va a pagar a la mujer que gesta al hijo de otra persona de forma libre y consentida? No todas las mujeres podrían asumir gestar premeditadamente a un hijo para entregarlo al nacer. A parte de que un embarazo puede ser una experiencia maravillosa si todo va sobre ruedas o un martirio si hay complicaciones y no olvidemos el riesgo para la propia salud que puede conllevar un embarazo. Una madre de alquiler no es una incubadora que enchufas o desenchufas. Es una mujer que pone su vida al servicio de otra persona durante 9 meses.
Lo más descabellado de esta historia es que, justificamos la interrupción voluntaria del embarazo bajo el lema de “yo decido sobre mi cuerpo”, pero no reconocemos ese derecho a decidir de la mujer que quiere crear vida para otra mujer o para un hombre.
Y luego está el tema de la edad. Aquí ya apaga y vámonos. Mucho llenarnos la boca por la visibilidad de la mujer a partir de los 50, porque se las reconozca perfectamente válidas en todos los campos y resulta que con 68 años es muy mayor para criar a un hijo. ¿Pues entonces que hacemos con todas las abuelas que están criando a sus nietos por ausencia de sus padres?
El caso es que o yo no conozco a este país o la gestación subrogada de Ana G. Obregón será el tema de las próximas semanas con encendidos debates. Los leones enfrentados de nuevo, lanzándose tuits cada vez más encendidos. Exigiendo tolerancia y respeto hacia su vida y su opinión, pero atacando despiadadamente al contrario si no opina igual o no vive según sus criterios.
Ana, acuna bien a tu niña para que no la despierte el rugir de los leones.
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