La Nueva España » Cartas de los lectores » Si Gaspar García Laviana es reconocido, desechamos la no violencia

Si Gaspar García Laviana es reconocido, desechamos la no violencia

31 de Marzo del 2023 - María del Carmen Alonso P. (La Felguera)

Estimado Pipo, hablas de varias asociaciones como si la capacidad de convocatoria de la figura de Gaspar García Laviana atrajese a centenares de miles, cuando en el último aniversario en Tuilla estaba la iglesia más vacía que una misa de lunes en pleno invierno. Aludes a que cae en combate, hombre que lo digas tú que te salían sarpullidos con eso de los caídos... es decir, que ¿Gaspar es un caído y el Beato Emilio Camino de Valdesoto no? Y considerar comportamiento ejemplar ponerse a destruir vidas ajenas, lanzar a pobre gente sencilla a las armas y cargarse al contrario en lugar de emplear las armas del diálogo y la paz como que no es muy ejemplar que digamos.

Te escudas en que la dictadura de Somoza fue mala, lo que omites es lo que ha dicho recientemente el Papa Francisco sobre la dictadura que vive Nicaragua con Daniel Ortega, cuyo Gobierno el Santo Padre ha calificado de grosera dictadura equiparable a las dictaduras comunistas o al régimen de Hitler. Es decir, que si malo era lo que había, los amigos de Gaspar no lo están haciendo precisamente mejor.

Si Gaspar sabía que lo que iba hacer era ir contra todo y él mismo aceptaba las consecuencias, ¿por qué hay que cambiar ahora las tornas y decir que lo que hizo estuvo estupendamente bien? Va contra el sentir del Evangelio que la solución sean las armas, va contra las enseñanzas de Jesús escudarse en que lo importante es darle a la gente lo que quiere, y va contra cualquier enfoque religioso vender que el ser fiel a uno mismo sea un argumento contundente. Precisamente Gaspar como religioso debía saberlo con mayor motivo, que la vocación cristiana pasa por renunciar a uno mismo, evitar el egoísmo y ponerse en manos de la Iglesia a través de sus pastores que marcan el camino.

Es evidente que hizo lo que le dio la gana, y un sacerdote que considera que es principal centrarse en derrocar al poder político de turno que dar a conocer a sus fieles el Evangelio demuestra que Gaspar no descubrió en verdad a Jesús de Nazaret sino que le movía más el pensamiento marxista. No se enteró que cielo y tierra pasarán, pero que su palabra no pasará. Que el combate de la Iglesia no es quitar al que está en el despacho presidencial para poner a mi amigo, eso es vivir con los ojos en lo mundano, en lo terrenal. Una persona que vive la radicalidad del Evangelio sabe ser luz incluso en las noches más oscuras, en las adversidades políticas más complejas y sin perder nunca de vista que la vida merece la pena perderla por Dios, pero que un religioso piense que es mejor perderla por un bando político... Como sacerdote tenía la obligación de llamar a sus fieles a la oración, a desgastar el rosario, a rezar con insistencia ante el Sagrario, a pedir al Señor por que cambiaran las cosas. Pero que un pastor lleva a su grey no a los pastos de la eternidad sino al abismo no es precisamente para aplaudir.

Ninguna situación por terrible que fuera puede dar lugar a la destrucción del que se considera contrario. La actitud de Gaspar fue un testimonio antievangélico, pues el Evangelio es claro a este respecto: Habéis oído que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. Pero yo os digo: No os resistáis a quien os haga algún daño. Al contrario, si alguien te pega en la mejilla derecha, ofrécele también la otra. Si alguien te demanda y te quiere quitar la túnica, déjale también la capa.

Ni siquiera el testimonio de Amnistía Internacional justifica lo injustificable, ahí tenemos cientos de países que han vivido y viven persecución donde sus iglesias locales viven cada día con mayor vigor. Ahí tenemos el ejemplo de Vietnam, en estos momentos uno de los países de Asia con mayor vida católica, vocaciones religiosas y sacerdotales ¿El secreto?, la sangre de sus mártires. San Melchor de Quirós podía como obispo pedir a los fieles de la diócesis de Tonkin que se sublevaran en armas contra los tiranos, y las torturas, castigos y matanzas en aquel Vietnam del siglo XIX eran más numerosas e infinitamente más crueles que las que se daban en la Nicaragua de Somoza.

Aquí estamos evidentemente ante un criterio comunista con su materialismo histórico sus oprimidos y opresores... eso es lo que motivó a Gaspar, una filosofía política más que un acto humanitario que no sé hasta qué punto se puede denominar a sembrar de cadáveres el país. ¿Se le perseguía por ser sacerdote o por hacer frente al régimen? Otros sacerdotes del país estaban preocupados en atender a sus parroquias y no sufrieron exilio, persecución ni vigilancia. Y si Gaspar lo hubiera sufrido realmente por su condición sacerdotal debía haberse sentido dichoso de algún día poder ser llamado bienaventurado, pero prefirió la venganza y hacer la guerra en lugar de la paz. Hay países de misión en situación actualmente bastante más dura que la Nicaragua del siglo pasado, y los misioneros allí presentes les enseñan a vivir su fe dentro de las contrariedades en las que viven y no a mejorarles con el ojo puesto en el punto de mira.

Actualmente gobiernan Nicaragua los que hicieron la guerrilla con Gaspar, y así vemos cómo está el país que hasta los obispos acaban detenidos en la cárcel por sus homilías. Ya quisieran hoy los nicaragüenses tener una dictadura como la de Franco, seguro que tendrían cien veces más libertades de las que disfrutan los pobres ahora. Una definición de la Nicaragua de Ortega podría ser esta: una Nicaragua que vive la agresión política, donde la dictadura ha suprimido todo derecho y todas las libertades, no tienen libertad laboral, ciudadana ni política. Ni siquiera pueden estar seguros de la propia existencia: la misma vida depende de la arbitrariedad de quienes pueden decidir acabar con ella, que son los mandos militares y políticos, que protegen los intereses de Daniel Ortega.

El Papa Francisco ya ha realizado algunos cambios en el catecismo de la Iglesia al considerar inadmisible la pena de muerte, como también hace tiempo que se habla que es su firme decisión poner fin a los puntos del catecismo que hablan de guerra justa, legítima defensa y demás. Es un tratar de agarrarse a un clavo ardiente, pues en todos los países del orbe católico, en todos los tiempos y especialmente en los más hostiles a la fe surgieron personas que demostraron con su vida como se puede ser sal y luz. Una teoría de pensamiento por mucho que en algún momento remoto la Iglesia la tuviera como posibilidad no sirve para vender a la sociedad actual que un hombre consagrado hace 45 años se puso a enseñar cómo matar al enemigo en lugar de tender puentes de fraternidad. Y que Gaspar, que estaba en contra de todo lo tradicional, al igual que tú, Pipo, necesitéis escudaros en Pablo VI cuando es sabido que públicamente se arrepintió de esas mismas letras al tener noticia de católicos que habían optado por las armas por esas palabras suyas. Curiosamente para la película “Pablo VI el papa de la tempestad” los guionistas trabajaron con todos los biógrafos de dicho pontífice buscando los momentos más significativos de su vida para sacar en el filme, y esa escena de su tristeza por la mala interpretación de sus palabras sobre la legítima defensa es una de ellas.

Afirmar que “matar podrá ser un delito o, si queremos, un pecado, pero lo mismo da que el que mata sea cura o no” no tiene pies ni cabeza. Claro que importa, matar ha sido, es y será siempre un crimen atroz; y que un sacerdote que se supone es un mensajero de paz, un ministro del Evangelio a ejemplo de Jesucristo príncipe de Paz contradice por completo su vocación. Nadie espera de un sacerdote un disparo, nadie se imagina que un sacerdote te va a quitar la vida o a encabezar un grupo armado que elimine a todo el que se les ponga a tiro. La violencia engendra violencia, aquí y en Nicaragua, y el ejemplo de que aquello no se hizo bien es la situación que vive ahora el país. Con las armas tomaron el país, con las armas derrocaron al dictador, con las armas mantienen hoy su dictadura y vive el país igual o aún peor que con Somoza.

El Buen Pastor da su vida, no quita a otros la vida por sus ovejas. Es como pretender decir: voy a matar a tu hijo para que el mío viva y les sirvan sus órganos para varios trasplantes. El Buen Pastor lleva cayado, no fusil. El Buen Pastor lleva a sus ovejas a pastos seguro no a una guerrilla criminal.

Cartas

Número de cartas: 49025

Número de cartas en Diciembre: 149

Tribunas

Número de tribunas: 2177

Número de tribunas en Diciembre: 5

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador