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Domingo de Ramos y la bondad y el amor de Dios por sus hijos

2 de Abril del 2023 - Charo Vázquez (Oviedo)

Este domingo, día 2 de abril, ya está de vuelta el Domingo de Ramos. Tempus fugit, y cada día que pasa lo hace mucho más rápido. Es el inicio de la Semana Santa; Jesús entra triunfante en Jerusalén (Mateo, 21,1-4). Más adelante, tras esa gloriosa entrada, llegará la realidad por la que Jesús se hizo hombre para salvarnos.

¿Qué significa para un creyente este día? La verdad es que no lo sé. Sabemos que ese día las emociones se ponen a flor de piel, todo es tan bonito, cercano y glorioso, que se nos olvida que en unos pocos días todos vamos a volver a fallar a Dios, otra vez, en todo lo que nos habíamos comprometido a cumplir a rajatabla no hace mucho.

Dios tiene que estar desolado y muy triste, sabiendo que su propio hijo, una de las personas de la Santísima Trinidad, iba a ser asesinado en la cruz, en la que mueren los ladrones, los asesinos, pero Dios lo permitió porque es misericorde y generoso, incluso regalándonos a su hijo único, además bajo la muerte más indigna de aquella época, una muerte de cruz, ante los ojos expectantes de sus discípulos y de su propia madre. Fue vejado, insultado y despojado de sus ropas, incluso se repartieron su ropa, tomado de (Mateo 27:35), "Después de crucificarlo, los soldados sortearon sus vestiduras y se las repartieron".

Una de las cosas que más puedan aterrar a un ser humano es despojarlo de sus ropas, porque se muestra ese cuerpo desnudo ante todo el mundo. Imagino que muchos lo insultaron, le lanzaron salivazos, le tiraron piedras, como pasa a veces porque uno no sigue los cánones establecidos, porque lo sentencia la mayoría.

Nada más clavado en esa cruz de la ignominia, empezaron las burlas, "si eres Dios, sálvate a ti mismo". Ya de camino, las mujeres lo miraban y derramaban lágrimas sin parar, pero Él se da vuelta y les dice: "Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos". La multitud lo insulta, le escupe, se ríe y le grita. Él lo único que puede hacer es decir: "Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos", siempre tiene unas palabras para las mujeres.

Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Los dos malhechores estaban allí por los delitos cometidos, pero solo uno de ellos pide perdón desde un corazón arrepentido. Fácil parece arrepentirse, ¿verdad? Para llegar al grado de arrepentimiento de este malhechor, uno tiene que poseer un gran corazón y en esta escena eso es lo que este hombre era, una persona con un alma que acaba de descubrir el amor infinito por la humanidad del Creador de todo. Dios le dio la oportunidad de irse al otro lado de una manera serena y tocado por ese amor de Dios que siempre está con nosotros. Incluso aunque no lo queramos en nuestras vidas, Él nunca deja de esperar para que cambiemos y nos hagamos mejores.

Hoy no se quejarán mucho, ¿saben que hoy ya termino mi carta aquí? ¡Pues sí tienen suerte, ya ven! Les deseo una semana regada de amor, paz y alegría. Pido para ustedes paz y bien, que lo pasen bien y pórtense muy bien. Recuerden que el amor siempre está a nuestro alrededor, pero sobre todo en nuestro corazón. Esta semana les recomiendo una bonita canción, "It's only Love", de "The Beatles". ¡Hala, con Dios!

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