Audacia versus apocamiento
Se dice que faltan profesionales para los parques eólicos marinos que se quieren realizar en el Cantábrico. ¿Cómo es que no se están ocupando ya los terrenos del Naval Gijón para desarrollar contenidos formativos de destrezas cognitivas y prácticas sobre: aspas, estructuras, motores, control oleohidráulico, generadores eléctricos...? Se traería material e instructores de fuera para instruir a los que luego continuarían aquí haciéndolo. Sería una colaboración mutua entre empresas interesadas en construcción de parques eólicos marinos (Autoridad Portuaria y Pymar deberían estar interesadas en esto y no en vender los terrenos), así como la Universidad y una formación permanente específica para el empleo que dependiese de ella. Se desarrollarían los contenidos para los itinerarios formativos de las ocupaciones requeridas y se elaborarían a la par que se realizase I+D específico en: estructuras metálicas, construcción de maquinaria, oleohidráulica de potencia, control y regulación electrónicos, generadores eléctricos, redes y transporte eléctrico, electrolizadores de hidrógeno, motorizaciones de hidrógeno, etcétera. Nuestro apocamiento nos hace decir que se van a hacer cosas, pero luego no se hacen. Somos poco innovadores en lo real, aunque dicen que no en lo virtual. Nadie puede negar la importancia de las matemáticas, los algoritmos, la ingeniería informática, la de datos, las telecomunicaciones, e incluso la de una filosofía que nos permita ser inteligentes de forma artificial: pero hay que realizar. Decía Korzybski: "No lo digas, hazlo", y el economista C. M. Cipolla sentenciaba: "Cualesquiera que sean los círculos que frecuente, se enfrentará al mismo porcentaje de gente estúpida, porcentaje que superará siempre las previsiones más pesimistas". En Asturias existe un porcentaje persistente que, con tal de perjudicar al otro, se perjudica a sí mismo. Preferiría ver a Asturias como cola de león que como cabeza excelsa de ese gran lirón del que está orgullosa.
Asturias podría ser el paraíso turístico de un norte que comprendería: País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia, pero solo seríamos servidores del disfrute de ellos. Ahora bien, como geografía e historia importan, si considerásemos una macrorregión algo mayor que el reino de Alfonso II el Casto (de ascendencia cántabra y vasca), la macrorregión a ambicionar sería: Portugal Norte, Galicia, Castilla y León, Asturias, Cantabria, La Rioja, País Vasco, Navarra, y Nueva Aquitania. Y, si se lograse esta simbiosis de colaboración para gestar proyectos y realizarlos, estas regiones harían de Europa otra cosa muy distinta: como lo hizo Alfonso II. Pero hay que arriesgar por una previsión de futuro ambiciosa y audaz: apostar por comunicaciones marítimas regulares entre sus puertos, y de ellos a ultramar; pero también por conexiones ferroviarias que uniesen Lisboa, Oporto, Vigo, A Coruña, Gijón, Santander, Bilbao, Burdeos y París. No sé si habrá tanta audacia.
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