Ideología o religión, todas o ninguna
El sermón del párroco Fernando Llenín desde un balcón del Hotel Asturias a la multitud al final de la procesión del Encuentro tiene su lógica. ¿Por qué no se utilizó el balcón del Ayuntamiento de Gijón?: se ha utilizado otras veces para otros discursos nada institucionales. ¿Acaso no se acepta institucionalmente el Encuentro de los pasos?: esa emoción y sentimiento que ha llevado a visitantes y ciudadanos hasta el Ayuntamiento. Argumentarán que no arropar a ninguna religión no es desprecio, sino neutralidad. O sea que: ¿si se desprecia a todas no es desprecio?, ¿acaso es tolerancia?
Si las ideologías son ideas fundamentales que caracterizan el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc. Un no creyente podrá hacer de su ideología una religión con rituales civiles, pero también un creyente de su religión una ideología política capaz de ganar elecciones y derrocar tiranías. Hay seguidores ideológicos que tienen tal veneración por su ideología que adquieren una visión tan exclusivista que deviene en persecución y exterminio. Ellos sí pueden mostrar banderas y megafonías (contrarias a las de la propia nación de la ciudadanía) mientras marchan en procesión por las calles hasta la plaza Mayor, donde son recibidos con complicidad. Pero no dejan tener megafonía con villancicos populares por las calles en Navidad, ni dejan usar el balcón del Ayuntamiento para un sermón cuando procesiones religiosas se encuentran en la plaza Mayor en Semana Santa.
Salvo en la aplicación estricta de su función donde deben mostrar escrupulosa neutralidad, no puede ni debe prohibirse que un funcionario o político acuda a los actos ideológicos, religiosos o culturales en representación de toda la ciudadanía, mostrando así la tolerancia institucional ante tal acto. Verbigracia: la presencia oficial de la Alcaldía de Gijón en la bendición de las aguas de la playa de su bahía de San Lorenzo el día de San Pedro Apóstol, patrón de la villa. Así los turistas sabrán bendito ese verano playero al que también se le ha procurado un buen equipo de salvamento.
Personas laicistas niegan la tolerancia que significaría afirmar todas las posibles proposiciones religiosas en una tabla de la verdad, y buscan negarlas todas. Pues bien, tan tautología es negarlas todas como afirmarlas todas; pero afirmarlas todas no sería una contradicción, sería un acuerdo de tolerancia con toda la ciudadanía (salvo tiránicas excepciones). O sea: democracia para la ciudadanía sin las dictatoriales crispaciones hacia los distintos, ni sin abyectas incomprensiones.
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