Desarraigo social
Podríamos definir el desarraigo social como la pérdida o corrupción de las raíces sociales y familiares sufriendo la identidad personal un extrañamiento o pérdida de sentido vital, cultural y social. El desarraigo repercute en la vida emocional de las personas y los grupos sociales.
Y dentro de estos parámetros podríamos encuadrar la vida de Yago Troncoso, el homicida del “héroe de Beifar”. Este personaje es el fruto de los nuevos sistemas “educativos y formativos”. Es el resultado de la aplicación de las ideas seudoprogresistas, el abandono de los pilares y valores, donde siempre se sustentó la sociedad.
Hoy día con las nuevas ideas, todo son derechos, los deberes no existen. El esfuerzo es decadente, no existen los deberes, y los niveles de educación y formación son cada vez más bajos.
La irrupción en la vida social de los “nuevos delitos”: violencia de género, machismo, etc., es el fruto sembrado en nuestro progresista sistema educativo, donde el esfuerzo no es necesario por tendencia a un igualitarismo rastrero. Piensen, señores dirigentes, que estos “nuevos” delitos solo pueden tratarse con una buena educación. Las penas no conducen a nada, ya que en la mayor parte el autor se suicida.
De otro lado, los ejemplos de “triunfadores” que estamos dejando a las nuevas generaciones no son de por demás “ejemplares”. El triunfo sin la mínima preparación intelectual es lo importante, léase futbolistas, cotillas televisivos, políticos e incluso ministros, mientras que a los universitarios (que cada vez hacen menos esfuerzo para conseguir sus titulaciones) los “exportamos” a países donde son mejor remunerados. Toda una amalgama de componentes que termina dando como resultado personajes como Troncoso y demás.
Está claro que esta sociedad no va por el buen camino. Es necesario el cambio en la buena dirección, no en la que nos está llevando esta clase política, cuyas ideas, implantadas en otros países, ya sabemos todos adónde nos llevan, por mucha buena voluntad aparente de los que quieren implantarlas. El resultado final siempre es el mismo. Malo para todos.
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