¿Funcionaría el mundo sin la explotación laboral?
En un mercado laboral debe existir (por: preparación, riesgo, esfuerzo, peligrosidad, responsabilidad, experiencia, capacidad y rendimiento) un abanico salarial que por abajo debe ser por narices más bajo, no hay otra. No puede partir el salario menor de una escala digamos golosa. Ya que si haces goloso el salario de aquellos trabajos no cualificados, esos donde se empieza a aprender lo que sea, esas labores que cualquiera puede realizar, estaremos premiando a quien, si desea ganar más, debiera esforzarse en superar escalas a otros trabajos más y mejor remunerados. El aprendiz no puede, además del tiempo que hace perder con él, pretender ganar igual al oficial.
Partimos de un tremendo error; todos deben ganar un salario decente, es así, pero en el momento que tú demuestres estar en condiciones de hacer rentable tu desempeño. No es fácil decir todo esto, pero los jóvenes deben pasar un periodo de adaptación, aprendizaje y desenvoltura, ¿hasta cuándo? Está en su mano, depende de su destreza mental o física. Por eso no podemos ser iguales todos, somos diferentes y con diferentes cualidades a la hora de desarrollar y desempeñar lo que sea.
La duración del contrato de interinidad, becario y aprendizaje será variable y se estipulará entre el nuevo trabajador y el empleador; claro está, respetando la reglamentación laboral vigente.
No haría falta decir esto, pero ese periodo debe existir hasta demostrar que el tiempo invertido en él mereció la pena. Todo bajo la supervisión administrativa para evitar abusos.
Luego tenemos otra serie de trabajos muy difíciles de valorar a la hora de aplicarles un salario digno. Serían los que, partiendo de ahí (salarios en condiciones), sería negocio inviable; creo que todos saben a cuáles me refiero. Con lo cual, está en nuestra mano: quedar sin el trabajo o con trabajo aceptando un salario que no cumpliría las expectativas de nadie.
Hay quien dice: el empresario que no puede pagar un salario decente respetando horarios y pagando horas de más, que cierre el negocio; bien, pues nos quedaríamos sin restaurantes donde comer, sin hoteles donde pernoctar, sin jardines que disfrutar, sin piscinas donde nadar, sin residencias y cuidados de mayores... ¿Estamos dispuestos a perder nuestras comodidades?
Creo que España necesita de millones de inmigrantes, algunos de ellos (sin interpretar abuso laboral, ya que entonces estaríamos con el mismo dilema moral y de conciencia) suplirían esas plazas menos remuneradas, y estarían encantados de hacerlo. Algún biempensado dirá: este quiere una reglamentación para inmigrantes y otra para nacionales; no, simplemente ellos al cambio de moneda con su país saldrían ganando mucho. Creo que me metí de lleno en un charco, pero en el próximo parrafo lo entenderán bien, saldré de él con más dignidad, con la misma de todos ustedes; ya que ustedes también participan de esta explotación laboral universal. Los inmigrantes tendrían las mismas posibilidades de demostrar su capacidad y optar a otros trabajos con las mismas remuneraciones que cualquier español, hablo siempre de esos trabajos sin cualificación.
Les diría a todos que no me sean hipócritas, todas y todos compran ropa, móviles, televisiones y artículos de todo tipo sin sentirse dañados por la explotación de quienes fabricaron todo eso. Proliferan tiendas muy concurridas donde se visten sin escrúpulo alguno con ropa confeccionada en países donde no respetan derechos humanos y laborales, horarios, salarios, ni nada; mano de obra explotada, pues no le hacen ascos para ponerse tan pudorosas. Si no están dispuestos a participar de explotación de seres humanos, no compren un pantalón vaquero a 30 euros, una televisión por 150 euros, un móvil por lo mismo, o cualquier otro artículo caro o barato donde la mano de obra sabemos que no está valorada en su justa medida. Con toda seguridad está fabricado por salarios y jornadas laborales mucho más sonrojantes de lo que parece mi reflexión: así somos de hipócritas.
Vean de dónde provienen la mayoría de artículos, ropa y tecnologías, la venden todo tipo empresas, incluidas españolas, sin ningún tipo de pudor, sin remordimiento. Y ustedes la compran aplicando aquello de ojos que no ven, corazón que te espeto. Como ven, nadie es mejor que nadie.
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