Solidaridad
Leo en la portada de este medio que los asturianos estamos entre los que más pagamos en IRPF, esto es, entre "375 y 659 euros más al año que los madrileños" (para dos supuestos concretos de base liquidable). En realidad, no hay comunidad en la que no se pague más que en Madrid; en Extremadura, bastante más; en Galicia, bastante menos, pero todas están por encima. En cualquier caso, no creo que nadie en toda Asturias no esté al tanto de la diferencia fiscal con respecto a otros lugares, dada la particular insistencia de este periódico en el tema, cada mes con un tributo distinto. Hoy es el IRPF, pero en otras ocasiones la matraca viene dada con Sucesiones, que paga un 1% de herederos en línea directa en la comunidad. No obstante, el titular más oportuno es que Asturias tiene el impuesto más elevado a las herencias "de toda Europa". Yo me pregunto: ¿qué herencias? Porque el ejemplo para la comparación con otras comunidades autónomas siempre es el mismo, un tipo al que le caen del cielo, así como por ensalmo, ochocientos mil euros, y entonces parece que la amplia mayoría de los mortales que estamos exentos tenemos que hacer de plañideras para que unos pocos afortunados no paguen el impuesto más redistributivo que existe.
En este caso, el objeto de la noticia es el IRPF, que ya incumbe a buena parte de la población. A juzgar por el titular, parece que la estela de Madrid es el camino a seguir, ya que todos pagaríamos menos. Sin embargo, a mí esto me sigue pareciendo un timo de la estampita en el que se busca que una mayoría defienda algo contrario a sus intereses. Cualquiera puede comprobar en la "calculadora fiscal" que ofrece la propia Comunidad de Madrid que, a menor sueldo, menor ahorro en impuestos. El ahorro para alguien con el sueldo medio en España ronda los 20 al mes; para alguien con el salario más frecuente, 10 al mes. Quienes más ahorran, y con mucha diferencia, como con todo lo demás, son las rentas altas. Las reformas populistas que invitan a una "competición a la baja" lo que implican a la larga es una carrera hacia el abismo en la que todas las comunidades terminarán peleándose por ver cuál se vuelve más desigual y cuál desmantela el Estado social antes. Y cuando se acabe la competencia entre comunidades autónomas, llegará la competencia entre Estados y todos podrán comenzar a flexibilizar la legislación laboral para pelear por la instalación de nuevas empresas. En esta competición sin fin, todos perdemos a costa de una minoría.
No soy dogmático. Desconozco si una bajada de impuestos a las rentas medias y bajas asturianas podría suponerles realmente un beneficio considerable (no sé si diez euros al mes ayudan) sin que esto conllevara aumentar el déficit o un detrimento de nuestros servicios públicos. No obstante, en ese caso lo que se precisa es un estudio riguroso con propuestas concretas y serias, más allá del discurso populista de "eliminar chiringuitos y paguitas", y no un alegato general contra los impuestos que siempre beneficia a los mismos y que obvia todo el gasto social que debe afrontar el Estado del bienestar. Por otro lado, quienes pagan impuestos son las personas, no los territorios. No me despierta compasión alguna que un rentista multipropietario pague muchos impuestos en comparación con Madrid porque sea asturiano, por más que el titular haga de un problema de pocos uno de todos. Quizás habría que pedir solidaridad a los que más tienen, y no a los que menos.
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