A quién votar
El próximo mes de mayo volvemos de nuevo a las urnas para decidir democráticamente qué equipo municipal será el que vele por nuestros intereses durante los cuatro próximos años. Porque de eso se trata, de decidir a quiénes otorgamos nuestra confianza, de quiénes nos fiamos para dejar en sus manos el gobierno de nuestra ciudad, para que la mejoren, administrando adecuadamente el dinero que les entregamos vía impuestos. Partiendo de esta base, podremos optar por las siguientes opciones:
La primera es no votar, argumentando, que no vale la pena, que tenemos una clase política en general que es impresentable, que no se gana nada con votar a unos o a otros, que mejor es dedicar el tiempo a otra cosa, etcétera.
Otra opción es la de votar por sentimientos: Yo voto a tal partido porque es el de los míos, porque es el de mi tierra, porque mi abuelo y mi padre siempre lo han votado, a estos nos les voto en la vida, u otros argumentos parecidos. Evidentemente, ambas opciones pueden ser justificables, pero ¿qué ganamos optando por cada una de ellas? En mi opinión nada en absoluto: no mejoramos nada, ni en calidad democrática, porque no pulimos el sistema, porque ni expresamos lo que queremos ni elegimos a los mejores.
Queda una tercera opción, y es la de elegir a aquel equipo de personas que por su trayectoria profesional y vital tengan probada capacidad de gestión en empresas privadas o publicas, que tengan experiencia en manejar correctamente presupuestos y equipos humanos. Cualquiera que trabaje para una empresa, o sea dueño de una, tenga un comercio, o es, o ha sido presidente o administrador de su comunidad, sabe de sobra a lo que me estoy refiriendo.
Así como a nadie se le ocurre poner al frente de un negocio a personas sin probada experiencia y capacidad, tampoco podemos poner al frente de un gobierno municipal a quien no nos ofrezca garantías de saber administrar correctamente un presupuesto de millones de euros y un equipo humano de cientos de personas. Solo un equipo de políticos que reúna estas características es adecuado para llevar adelante un programa municipal bien construido. No me estoy refiriendo adrede a ningún partido político concreto, creo que los partidos tienen que captar primero a personas de estas cualidades y en todo caso orientar y matizar el programa de gobierno municipal, en torno a un plan de actuación, pero nada más; lo importante es contar con personas competentes, de calidad, con ganas de trabajar con entusiasmo por la ciudad, que vean la opción de ser elegidos como un honor, sintiendo la responsabilidad de tener que responder a la confianza que se deposita en ellos y no como una licencia para el todo vale, ni una patente de corso para despilfarrar y malgastar nuestro dinero, que tanto esfuerzo cuesta conseguir en estos tiempos. Otro elemento fundamental de la tercera opción es el disponer de un plan de actuación con prioridades establecidas, que resulte del consenso que se logre después de escuchar qué visión, qué necesidades y qué sugerencias presentan los distintos estamentos y sectores que componen la sociedad civil de la ciudad: industria, cámaras de comercio, enseñanza y formación, infraestructuras: ferrocarril, aeropuerto, puerto, Diputación, colegios profesionales, asociaciones de vecinos y otras entidades, etcétera. Este plan, con puestas al día, debería de servir como hoja de ruta invariable para todos los equipos municipales que resulten de las futuras elecciones. Creo que esta opción ofrece la mejor vía para ir adelante, avanzando en función de las vicisitudes que los tiempos actuales nos traigan, a más o menos ritmo, pero siempre en la dirección adecuada de mejorar constantemente la ciudad. Evidentemente esta tercera opción define su carta de presentación y su campaña electoral, lejos de carteles con frases huecas e indefinidas y sobadas por el uso que consideran a los ciudadanos simples enanos mentales, exigiría que los partidos presentaran a los miembros de sus equipos, justificando por qué son los más idóneos para ocupar las concejalías, por qué sus méritos y experiencias los avalan para desempeñar los cargos correspondientes, así como sus programas de gobierno. En resumen, realizar campañas electorales de más contenido que dieran pie a debates más contundentes, de forma que los resultados que se obtengan en las urna proporcionen a los ayuntamientos un equipo municipal del color o colores políticos que sean, que tenga las ideas claras de lo quiere y puede hacer, en función del presupuesto disponible, que eviten tener ciudades hipotecadas. Votemos pues por el gobierno de los mejores, nos irá bien a todos.
Muy utópico quizás, pero vale la pena intentarlo.
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