Ejercicios cuodlibetales
Ignoramos lo sagrado y espiritual gratuitos. El arte es misterio y sanación. Luz. La asunción de la sombra y la ascensión al Monte Tabor, al Monte Carmelo, a los Himalayas simbólicos. Ignoramos qué somos y quienes somos viviendo una y mil veces de contenidos revisitados de películas y obras de arte, pasajes literarios, motivos y tendencias culturales reinventadas, que nos hacen pensar en un eterno retorno. La organización social tal vez nos convertirá en híbridos robóticos, pero que medie formada y voluntaria anuencia. La vida hay que vivirla en un plano multidimensional y con gozo. Actualmente, la muerte es un dato sin más, y no hay vivencia comunitaria marcada por la creencia en un más allá, que unía a la gente tradicional. Nadie sabe afrontar la muerte hoy, salvo desde su continua negación. Quien vive con entusiasmo, practicando las mejores acciones, con la mente más serena y feliz calmada, se va deshaciendo de mochilas de negatividad. Hoy la sociedad está muy altamente profesionalizada y es plenamente tecnológica. En nuestro mundo la longevidad es un hecho justo milagroso evidentemente muy positivo, en comparación con generaciones pretéritas, pero hay millones de seres que solo creen en su cuerpo mortal (al que hay que cuidar lo máximo), casa de la salud emocional. El materialismo de mentalidad impera a costa de desesperaciones, sufrimientos psicológicos y contratiempos indeseables, que ponen de relieve la absoluta ignorancia del ser humano para vivir una vida buena, una buena vida. Comercio pacífico y civilización van de la mano y son la fuente del progreso y el bienestar, pero el planeta Tierra está alcanzando unos niveles de deterioro medioambiental y ecológico ingratos, bastante lacerantes. Habitemos con la sonrisa amplia y desde el ser, calles, alamedas, plazas públicas, lagos, montañas, playas y oasis.
Y cantemos salmos, poemas para ser cantados. Amemos las humanidades y ciencias como algo que nos hace “más bellos, más buenos, más sabios”. Hagamos por ser transmisores de tradiciones culturales de poemas, músicas y sagas de rapsodas, trovadores y bardos. Frente a zombificaciones y hundimientos, promovamos el compartir y el escuchar, que ensanchan el corazón y constituyen oro no vulgar. Es compatible la creencia que da esperanza, camino verdad y vida, con todo tipo de avances en tecnologías y con lúcidas tradiciones de todos los pueblos, sabidurías que palpitan y perviven. André Malraux, que no era bobo sino un visionario, dijo: “El siglo XXI será espiritual o no será”. Hay mucha gente dada a leer aforismos de autoayuda y buenas máximas, pero lo importante es lo que hacemos con ellos en nuestras vidas diarias con gratitud.
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