El diario de los obispos
Siempre he leído LA NUEVA ESPAÑA atraído por algunos de sus periodistas más habituales y por ser un periódico independiente que da las noticias sin interpretaciones tendenciosas. Hasta hace tan sólo unos años yo no sabía que en el país, concretamente en Madrid, los obispos tenían un periódico propio, aparte de una emisora de radio y una cadena de televisión. Me di cuenta cuando un día en un bar cayó uno en mis manos y me puse a leerlo. En seguida pude ver que abundaban las noticias sobre los obispos en particular, y sobre la Iglesia en general. A partir de entonces empecé a leerlo con más detenimiento, pues el tema religioso siempre me ha interesado. No tardé nada en darme cuenta de que el citado medio de comunicación es totalmente contrario a la Iglesia católica. No hay página en la que no aparezca algo relacionado con los obispos o esta comunidad cristiana. Cualquier palabra que dice un obispo o la Conferencia Episcopal, en pleno uso de su libertad, es siempre malinterpretada, criticada e incluso ridiculizada.
Voy a poner sólo dos ejemplos. El 5 de mayo de 2008 la noticia principal en su portada dice: «Los obispos radicales imponen la línea hostil con el Gobierno». Los cardenales Rouco y Caruzares habían hablado del laicismo, de los agravios que recibe la Iglesia y de la familia cristiana. El 6 de octubre de 2010, entre otras insensateces, dice: «El sexo es asunto que obsesiona a los purpurados». Va más de cincuenta años que en las homilías no se menciona el sexo para nada, en cambio el Gobierno sí está obsesionado, así como la televisión y muchas de las películas que se proyectan.
Nunca he visto un periódico que haga tanto el ridículo como éste cuando toca un tema de carácter religioso. Yo no puedo leerlo y no entiendo que haya personas tan ingenuas que le puedan dar alguna credibilidad. Es un periódico que, en vez de informar, deforma y los lectores habituales, sin darse cuenta, acabarán perdiendo la visión objetiva de la realidad y, por tanto, su libertad, y cada vez que quieran emprender un viaje sólo tendrán una ruta y un destino único sin otras alternativas. ¡Qué aburrimiento!
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