Cambiar la mentalidad
«Un hombre no puede vivir sin mujer y, bien mirado, la mujer no es más que un repuesto para el hombre, una pieza de recambio… Según él, una mujer únicamente debía vestir al hombre en las reuniones de la sociedad, era su oficio» (Miguel Delibes, «El hereje», novela ambientada en el siglo XVI en España).
Desde aquellos tiempos, ¿hemos avanzado mucho en la igualdad entre el hombre y la mujer, en la consideración de la auténtica dignidad de la mujer? Y traigo esas frases a colación ante la trágica cifra de mujeres asesinadas este año 2010. ¿Acaso las leyes vigentes para atajar la conducta criminal de la violencia contra las mujeres por el hecho de ser mujeres son ineficaces, no han servido ni van a servir?
Subtítulo: Día Internacional contra la violencia hacia las mujeres
Doy por sentado que las leyes son eficaces; si acaso, son precisos más medios judiciales y policiales. ¿Qué está fallando? Esa es la razón de ser de transcribir las frases que encabezan el artículo: es necesario, y urgente, cambiar la mentalidad, dejar de pensar de acuerdo con el pensamiento patriarcal-machista y pensar y actuar de acuerdo con la igualdad, y dignidad, de la mujer y el hombre. ¡La mujer ni es un repuesto para el hombre, ni pieza de recambio, ni tampoco un ornamento del hombre en la sociedad: es un ser humano digno, igual!
Y bastantes hombres, demasiados, siguen incardinados en el pensamiento machista. Y la sociedad no atiende, como debiera, a la erradicación de la violencia de género contra las mujeres, y no lo hace porque persisten las coordenadas del pensamiento machista en las relaciones personales y sociales, algo que obstaculiza la comprensión de la gravedad de la lacra y la colaboración para su extinción.
¿Es la ley actual eficaz? Ahora, si mi respuesta tiene tintes negativos: no lo es totalmente porque su extenso articulado sobre la educación o se ha quedado en el tintero o guardado en un cajón o minusvalorado. Y su puesta en marcha compete a las autoridades educativas y sociales, no a los jueces y fiscales.
Año tras año y en el «Día internacional contra la violencia hacia las mujeres» digo lo mismo: ¡Al alba, al alba venceremos! Lo vuelvo a decir, pero con mayor urgencia: ¡Cuánto antes llegue el alba a la sociedad, la sociedad será más libre y más humana!
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