Nueva política regresiva, mediocre e infantil
Ustedes regulan todo, sacan leyes como churros, otra cosa es que sean efectivas. Solo quieren figurar y hacer como que hacen.
El mercado, la economía, las personas, familias, empresas, los ciudadanos llevan decenas de años viviendo, funcionando y prosperando, ¿por qué ahora de repente deja de funcionar todo con ustedes? Ya la sanidad pública se atrofia con listas de espera de verdadero escandalo; la vivienda se hace insoportable e imposible, el empleo cada vez más precario, las pensiones en entredicho, la inseguridad ciudadana se acrecienta, las violaciones grupales están a la orden del día, la violencia dentro de las parejas aumenta sin freno, la deuda, déficit, inflación e inestabilidad económica están a flor de piel; la mujer y el hombre ya no forman parte de la normalidad funcional para la proyección de la humanidad, hay que tragar múltiples sensibilidades o tendencias sexuales, donde nadie se siente cómodo con su genética biológica, no sé, se me antoja muy compleja la vida que les espera, tanta tecnología e información inmediata se les atraganta y construye mentes dislocadas cargadas de complejos, prejuicios y victimismo. Piden igualdad desde posiciones de inferioridad sin sonrojarse, la igualdad no se pide, se demuestra.
Exigen derechos y mismas oportunidades cuando ya los tienen. Son unos verdaderos inconformistas en sí mismos.
Ya la política forma parte del bienestar personal de quien se dedica a ella sin disimulo alguno en vez de entregarse al bienestar general de los demás. Aquí lo que importa es a vivir que son dos días. Nada funciona, nada se espera con ustedes que vaya a mejor. Los ancianos se mueren solos, las residencias son indecentes y puro negocio gerontológico sin que ustedes lo solucionen. Protegen a los animales por encima de las personas. Dicen proteger el medio ambiente y lo destruyen convirtiendo el entorno en matorral y maleza presto a incendiarse (destruyendo todo cuanto decían proteger) cuando vengan días de calor y viento, son teas esperando una colilla al viento o alguna imprudencia. Para luego culpar a los pocos lugareños, esos a los que les complican la vida protegiendo bestias salvajes que les matan el ganado, comen frutos, destruyen pasto y cosechas.
Son todo un despropósito, ya hasta la identidad de género se entremezcla con derechos, libertades, libertinajes, vicios y adicciones. Incluso trasladan todo ello a los menores, permitiendo a esas edades tan vulnerables y manipulables el poder cambiar de sexo y abortar sin consejo ni permiso de sus padres; eso sí, para ir de viaje de estudios, vestirlos, cobijarlos y alimentarlos son responsables subsidiarios, pero los nenes pueden decidir sobre aborto o cambio de sexo, una contradición sin parangón.
Tienen una manía tremenda de publicitar todas esas tendencias que debieran pertenecer al ámbito personal e íntimo. Tanto que, eso, incluyen e influyen en los menores para tomar decisiones irreversibles que pertenecen a conciencias adultas. Cambio de sexo, identidad de género, una quimera peligrosa: con 15 años (edad de dudas y mucha confusión) si estás sufriendo y te presentan una solución como si fuera la definitiva te la crees.
Con lo cual la tragedia se palpa, tengan en cuenta que no hay vuelta atrás.
¿Qué falla? La falta de experiencia, capacidad y personalidad de la gente al frente de la política, de la empresa y la sociedad.
Las cuotas y cremalleras son un despropósito en busca de la mediocridad y el fracaso. Ya no importa la meritocracia, todos tragamos en nombre de la igualdad.
Los cargos de responsabilidad no se deben repartir por sexo, debe hacerse por seso. Solo es cuestión de sentido común.
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