Día 2 de mayo, Día del Acoso Escolar
El día 29 hubo una manifestación en la que el encabezamiento eran familias que habían perdido hijos por suicidio tras haber recibido acoso, ciberacoso de sus compañeros de escuela, grupos de iguales. Fue un día lleno de emociones contenidas. Declaraciones de supervivientes a su propio deseo de desaparecer. Padres y madres luchadores contra la desidia institucional, la falta de medios en los centros docentes, el mirar a otro lado para que no se siga adelante con denuncias, minimizar y "normalizar" como algo inevitable... Se debe empezar desde la pequeña infancia a aceptar la diferencia, las peculiaridades de cada individuo, trabajar la empatía con juegos de rol, evaluar las consecuencias de difundir falsedades o habladurías y sobre todo que lo que se habla-difunde en redes sociales siempre se ha de cuestionar, enseñando a denunciar todo lo inherente a temas sexuales, género, discapacidad. La Unesco tiene publicada en su web una serie de artículos-recomendaciones, ¿por que no se tienen en cuenta? Los ministerios y departamentos de educación deben simplemente aplicarlos, formar profesorado, contratar asistentes para horas de patio, comedores, pasillos, filtros informáticos antiporno y lo ideal, prohibir los móviles para evitar la tentación de publicar "hazañas" y si es inevitable, Policía, rastreadoras de IP de quien difunda falsedades ofensivas y obligar a hacer tratamiento a acosadores así como algún tipo de sanción paterna. La educación debe ser impartida por las familias, por ello han de responder por las faltas éticas de sus hijos e hijas.
Si se consiguiera, daría un doble resultado 1. Crear personas que aceptan la diferencia, la acoge e incluye en su círculo. 2. Evitar el mobbing o acoso laboral, consecuencia de mentalidad vetusta que considera la diferencia, discapacidad, transgénero, etc, de forma paternalista impidiendo ascensos, contratos, degradando o desterrando... Si educamos a la infancia en la inclusión tendremos adultos solidarios.
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