La ejemplaridad a debate
A Felipe VI se le va a mirar con lupa y no le bastará con ser honesto y leal a sus compromisos y responsabilidades, sino que tendrá que demostrar que la Corona sigue cumpliendo una función esencial en la vida política española, de la que se le supone un moderador respetado y respetable.
Es un inmenso reto el que tiene por delante, que le ha llevado a renunciar a su herencia y a distanciarse físicamente de su padre, que vive desde hace dos años en Abu Dabi y cuya vuelta no parece nada clara, a pesar de su edad y su estado de salud.
Estamos asistiendo a un espectáculo lamentable que está haciendo temblar los cimientos de la Corona, a pesar del impecable comportamiento de Felipe VI. Un espectáculo que no bajará el telón hasta que se den las debidas explicaciones y se modifique el artículo 56.3 de la Constitución Española sobre la impunidad del Rey.
De este modo, al titular de la Corona no habría que exigirle solo la ejemplaridad que se le supone, sino el ejercicio responsable de sus funciones, que no son otras que las propias de su cargo como jefe del Estado, y no se tendrían que debatir, en el futuro, nuevos escándalos que son de todo menos ejemplares.
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