Echamos de menos a Angie
Hace tan solo dos años que desapareció de la escena política europea. Se marchó porque ella lo quiso, en lo más alto de su popularidad. Sin hacer ruido, sin alharacas y sin condicionar
la labor y la política de quienes la sustituyeron. Mujer conservadora, luterana, de firmes convicciones, de quien me separa un abismo ideológico, pero que me habría gustado tenerla como líder de la derecha española. Me refiero, claro está, a Ángela Dorothea Kasner, para los familiares, amigos cercanos y vecinos de Templin (Alemania), "Angie", y en política, Ángela Merkel.
Más de 16 años estuvo al frente de su partido (CDU), al frente del Gobierno alemán y, de manera firme, condicionando y marcando los destinos de la UE del siglo XXI. Ha sido la figura política más relevante de la Europa del presente siglo, para bien y para mal.
Llegó del Este. Del Este de Europa, del Este de Alemania y del Este de Berlín.A quien no conozca la evolución de lo que fue la Alemania Oriental, integrada en la República Federal Alemana tras la caída del muro de Berlín, le resultará ajena y distante la consideración que los berlineses occidentales tienen de los orientales y, por extensión, de las dos Alemanias. No ha sido fácil, no está siendo fácil (porque el proceso no ha terminado, 34 años después).
A Angie le nacieron en Hamburgo (RFA), pero al poco tiempo su padre (pastor luterano) recibió un "pastorado" en la iglesia de Quitzow en la Alemania comunista, razón por la cual toda la familia se trasladó a la ciudad de Templin. En dicha ciudad Angie, desarrolló toda su vida, educación y militancia política. Una vez producida la reunificación alemana y como diputada del Bundestag, sus compañeros se mofaban de ella por su acento berlinés oriental, "la chica de la zona, la oriental" (entre risas burlonas).
Fue toda una sorpresa, y produjo una convulsión entre las filas de la CDU, su elección como presidenta del partido en el año 2000, tras algunos años de vivir bajo la tutela del todopoderoso canciller Helmut Kohl, quien la llamaba "mein Mädchen" (mi chica). Produjo convulsión en la CDU porque sus raíces luteranas chocaban frontalmente no solo con la tradición católica de la CDU sino porque sus aliados del sur, su partido hermano, la Unión Social Cristiana /CSU) de Baviera es un partido de profundas creencias católicas, históricamente dominado por hombres. En medio de esa "selva", Angie se abrió paso y se convirtió en la mujer más poderosa de Europa.
Gobernó en solitario y en coalición. Con coaliciones hacia el centro y hacia la izquierda. Con liberales y verdes. Con socialistas en la "grosse coalition" como es costumbre en las democracias consolidadas y complejas de Europa. Etapas y gobiernos nítidamente diferenciados en cuanto a consecuencias político/sociales. La gran "sombra" de su gestión fue la respuesta a la crisis financiera del 2008, capitaneada por su todopoderoso ministro de Finanzas, el ultraliberal, Wolfgang Schäuble, El "capitán" de los "hombres de negro" encargados de vigilar a los "manirrotos" y vagos ciudadanos del sur (España, Grecia y Portugal... y la parte que tocaba a Francia e Italia). Había que salvar a los bancos a costa de los ciudadanos. Se impuso el "austericidio" y millones de ciudadanos europeos e inmigrantes del Este y de Latinoamérica se quedaron en la calle (sin trabajo, sin vivienda... sin dignidad). Grecia fue quien más lo sufrió.
La gran coalición, con los socialdemócratas, le obligó a cambiar el rumbo. Abrió las puertas a un millón cien mil inmigrantes y solicitantes de asilo, para sorpresa del resto de los 27 miembros de la UE, incapaces de ponerse de acuerdo para volver hacer de Europa tierra de acogida y refugio de los perseguidos de los totalitarismos y de la miseria.
La respuesta a la nueva crisis, derivada esta vez de la pandemia, tuvo otro color, no solo por la presencia de los socialdemócratas en el Gobierno, sino también por el convencimiento de la propia canciller de que el "austericidio" fue un gravísimo error. No se podía volver a tropezar en la misma piedra. Se impuso la mutualización de la deuda, la activación de fondos europeos, como nunca se había hecho hasta ahora y una decidida voluntad por la inversión pública. Un "New Deal" europeo.
Dio un ejemplo al mundo, diferenciando entre las legítimas creencias personales y la responsabilidad pública de un dirigente democrático. Ella, persona de firmes creencias religiosas, contraria al matrimonio de personas del mismo sexo, metió en el armario de su casa sus principios y ejerció de canciller de la República, facilitando el debate en el Bundestag y permitiendo el voto en conciencia de los suyos y luego acatando sus resoluciones, convertidas en ley. Alemania se convertía así en el país número 24 en el mundo que aprobaba el matrimonio gay.
Pero quizás sea hora de poner en valor, justo ahora que crecen las extremas derechas en Europa, la decidida apuesta de Angie por los valores democráticos. Su apuesta por cerrar el paso a las instituciones a los enemigos de la democracia fue contundente. Marcó su propia línea roja, aun a costa de la parte más derechista de la CDU/CSU. Ella como nadie sabía lo que es perder la libertad y luchar por recuperarla. Jamás toleró un acercamiento a la extrema derecha y lo desautorizó en aquellos "länder" en los que sus compañeros de partido empezaban a "coquetear" con los herederos de Hitler. Lo que daríamos en España por tener una derecha como la alemana de Ángela Merkel, por tener una Ángela Dorothea Kasner. Lo que darían los ciudadanos europeos que contemplan con estupor cómo elección tras elección avanza inexorablemente el extremismo xenófobo y la derecha que posibilitó el Estado de bienestar tras la Segunda Guerra Mundial le extiende alfombra roja para entrar en los gobiernos democráticos.
Sus últimos meses, como canciller en funciones, luchando contra la maldita pandemia, con las armas torcidas en las que han devenido el otrora anhelo de libertad, convertido en libertinaje, arriando las banderas del ultranacionalismo y neofascismo de la mano de los antivacunas, dejó como herencia envenenada, a su pesar, al nuevo Gobierno, un país infectado de dos virus: el covid-19 y el veneno de los anti-vacunas/extrema-derecha.
En la sesión de despedida, los diputados de la Cámara Baja, puestos en pie ovacionaron a Angie, conservadores, liberales, verdes, socialdemócratas y hasta Die Link (la izquierda del SPD), menos la extrema derecha. ¿nos suena esto en España?
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