La tribu
Recientemente he sido padre. Todo ha ido según lo esperado y cuando nos encontrábamos en el hospital, público para más detalles, hemos tenido un soporte estupendo por parte de todo el equipo que trabaja en la unidad de neonatos. Pero llega el momento de irse a casa.
Al llegar observas que tu vida es totalmente diferente. Todo gira en torno a esa nueva criatura que requiere de atenciones constantemente. Pero también la madre necesita recuperarse del gran esfuerzo realizado, con un cuerpo que se encuentra en una constante montaña rusa de emociones y de reajustes hormonales. Y ante esto, ambos progenitores se suelen enfrentar solos, con una alta carga física y mental que viene acompañada normalmente de sueño.
En el centro de salud nos hablaron de unas sesiones para padres, especialmente primerizos, donde se trata de encarar esta nueva situación con el apoyo de la tribu. Es algo muy sencillo. Se trata de acudir semanalmente con tu bebé y pareja, si la conciliación lo permite, a una especie de terapia de grupo donde el simple hecho de hablar de tus sentimientos, emociones y preocupaciones hace que todo sea más fácil. Los miembros de la tribu cuentan sus experiencias y nos damos cuenta de que casi todos pasamos por lo mismo. Que nuestros miedos son humanos. Todo está coordinado por una matrona que da su punto de vista médico y aconseja como intentar llevar mejor todo tipo de situaciones.
Gracias a la tribu, nuestra vida como familia ha mejorado de una manera notable. Incluso nos vemos fuera de las sesiones para un paseo, un café. Espero que este tipo de programas reciban el apoyo necesario para poder ser llevados a cabo, con independencia de la comunidad autónoma en la que residas o del color político del partido gobernante. Mi vida es más fácil gracias a mi tribu.
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