Se deben mitigar los incendios
Exceptuando los incendios ocasionados por causas naturales, ni la más mínima duda que los
culpables de dichos incendios son los pirómanos e incendiarios así como los negligentes: el
65% de los incendios generados se deben a negligencias (datos de la Fiscalía de Medio Ambiente, año 2022).
Ahora bien, lo que no se puede hacer, desde mi modesta opinión, es tachar de estar blanqueando a los pirómanos a aquellos que pretenden hacer un análisis lo mas reflexivo y objetivo posible de por qué una vez generado "el fuego" este alcanza la velocidad y dimensión que obtiene. Pues bien, a riesgo de ser tachado de blanqueador, intentaré reflejar a continuación los factores precipitantes que yo entiendo que están contribuyendo a magnificar el problema.
Fuegos de sexta generación, más incendios más grandes y destructivos. Los efectos perniciosos generados por los incendios en lo que va de año: muertos, miles de hectáreas calcinadas, millones de animales abrasados, así como un impacto terrible sobre la naturaleza. Todo esto se podría erradicar de plano o al menos mitigar considerablemente actuando de manera eficaz sobre las causas que agrandan y agravan el problema, entre las que se encuentran:
-Caótica distribución del monte y del territorio (atomización de la propiedad y errática ubicación de determinados edificios).
-Abandono de la zona rural (éxodo masivo a la zona urbana con todo lo que ello conlleva, entre otros efectos, la eliminación del espacio intermedio que separa el pueblo del monte, hasta hace poco ocupado por animales domésticos y en la actualidad por corzos, jabalíes...).
-Política forestal equivocada, buscando el crecimiento rápido y la rentabilidad económica,
donde predominan el eucalipto y el pino (auténticos bidones de gasolina).
-Recursos técnicos y humanos claramente insuficientes incapaces de afrontar más de un incendio a la vez.
-Clima extremo.
-Una educación cívica y medioambiental claramente mejorable.
Hoy no se puede combatir el fuego con la mentalidad de los años 80. Es innegable que el cambio climático está modificando la composición de los montes, la relación vivo-seco
se está transformando, y en este sentido urge una política forestal acorde con el cambio.
Un monte sano requiere equilibrio y diversidad. Hay que reducir sus vulnerabilidades, no puede ser que el entorno sea cada vez más favorable a la propagación de las llamas.
Los fuegos no se apagan con agua, que también, sino con una buena educación cívica así como con una política forestal y territorial adecuada.
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