Dramas que parecen cuentos
La bandera falsa es, como todos sabemos, una maniobra política de siglos de antigüedad, empleada regularmente por líderes de todo el mundo que, sin embargo, los medios audiovisuales solo usan cuando algo explota en Moscú.
Es lo que ha vuelto a pasar con el supuesto "ataque" de drones sobre el Kremlin con el objetivo de cargarse a Putin. ¿Quién lo hizo? ¿Ucrania, Rusia, Estados Unidos, otros...?
Podemos señalar al culpable desde una perspectiva seria (drama) y probablemente coincidente, por lo que quizás proceda que sea usted quien decida el ejecutor, o bien hacerlo desde una perspectiva jocosa (cuento), "relativamente" disparatada, como fue la voladura del Nord Stream.
Según la "hipótesis Kersey", el protagonista real de la voladura del gasoducto fue Aniceto, un pensionista salmantino que andaba pescando trucha en el Duero: se levantó el relente y como quien no quiere la cosa, se fue alejando y cuando quiso darse cuenta estaba ya en el Báltico: "¡Vaya raro que hablan hoy estos portugueses!", comentó extrañado.
Se estaba liando un porro de marihuana después del almuerzo, cuando su mechero de gas cayó al mar, con tan mala suerte que justo llegó a dar sobre la tubería, provocando su explosión. "Oí un petardazo seguido de un fuerte olor y pensé: ¡Ostras, la fabada!", declaró un compungido Aniceto.
No sé, no sé. Claro que el de los paquetes bomba en España también era un pensionista, esta vez de Miranda de Ebro, y no me parece a mí que la CIA o los servicios secretos españoles le hayan echado la culpa a Marruecos.
Variemos ahora la perspectiva y, como todo vale en política, supongamos que Aniceto se lo está inventando todo y que en realidad fue Vladimir Putin en persona.
Me baso en que fuentes de toda confianza dicen haber recogido testimonios locales que afirman haber visto al mandatario ruso cabalgando un tiburón blanco de siete metros. A pecho descubierto habría cruzado el Báltico, cabalgándolo desde Kaliningrado hasta llegar a las coordenadas del Nord Stream, donde se sumergió a pulmón libre. Una vez sobre las tuberías, hizo unos estiramientos y comenzó a bailar "Kalinka" frenéticamente, hasta que las hizo explotar.
Cumplida su misión, subió hasta la superficie, donde liberó al tiburón (le hizo unas carantoñas antes de irse), y nadó batiendo varios récords mundiales de vuelta a Kaliningrado, donde le esperaba un centenar de babuskhas de Chernobil, coreando su nombre.
¿Y los drones sobre el Kremlin? A ver si va a resultar que Putin, enardecido, tomó un pequeño velero desde el Báltico, se abrió paso a través de los meandros del río Moscova hasta que pudo divisar las cúpulas del Kremlin, trepó al mástil y realizó desde allí los lanzamientos. ¡Fue Putin, misterio resuelto!
Podría ser, aunque yo sabía por Ricardo, un cuñado que tengo en Inteligencia, que la "hipótesis Aniceto" era totalmente cierta, así que opté por seguir la opción más racional, que tiene mucho que ver con las enseñanzas de la navaja de Ockham, "en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta".
Intuyo que usted lo tiene claro.
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