A la oncóloga Clara Iglesias
8 de julio de 2022. Acudo al HUCA a recoger los resultados de una gastroscopia. Salgo del Hospital con la peor de las noticias: cáncer de estómago. A partir de ahí, solo quienes han pasado por ello saben de lo que estoy hablando: hola sesiones eternas de quimioterapia, hola cirugía, hola miedo, hola tristeza, hola enfado. Y adiós pelo, adiós cejas, adiós energía, adiós esperanza… adiós vida. Pero también HOLA, en mayúsculas y con letras bien grandes, a la doctora Clara Iglesias, mi oncóloga. No encuentro palabras, porque además creo que no las hay, para relatar su enorme profesionalidad, su cariño e impagable apoyo durante todo este tiempo. Sé que una carta se queda corta para agradecer su sensibilidad ante esos momentos tan duros que pasé, por eso quiero aprovechar para hacer un reconocimiento público a todos los profesionales sanitarios que tenemos en la Seguridad Social. Cuidemos a los que nos cuidan, y exijamos a quienes corresponde unos presupuestos de sanidad en condiciones. Seamos conscientes de que la salud es demasiado frágil como para andar metiéndola en luchas políticas.
Después del hola, llegan las gracias. Gracias, doctora Iglesias; gracias a la enfermera Bea Lamagrande, gracias a la auxiliar Mary, gracias a la cirujana Lourdes Sanz, gracias a la cirujana Estrella Turienzo y gracias a la cirujana Moreno. Dicen que incluso el peor momento nunca es más que eso: un momento. Pero mejor pasarlo acompañada por ellas.
8 de mayo de 2023. Tengo la mejor de las noticias: El tumor ha desaparecido.
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