Hay que votar
Ya están a la vuelta de la esquina las elecciones autonómicas y locales y deseo que todo el mundo acuda a votar y lo haga libremente, en conciencia y sin complejos de ningún tipo. Por estas latitudes se escucha con frecuencia: “Soy de la Cuenca Minera, cómo voy a votar a la derecha, jamás”; “soy empresario, cómo voy a votar a la izquierda”.
Deberíamos votar programas electorales concretos, pero o son todo vanas promesas, por no decir simples mentiras, o no hay programa. Todos los partidos políticos deberían presentar ante notario su programa electoral y a posteriori rendir cuentas. Nadie debería irse de rositas habiendo prometido el oro y el moro y no cumpliendo casi nada.
Si no existen programas creíbles, lo más común, habría que fijarse en las personas más que en los partidos: “Por sus hechos le conoceréis”. Hay que saber si esa persona es cumplidora, si merece nuestra confianza, si sabe lo que se trae entre manos, si tiene capacidad para ese puesto y, sobre todo, hay que distinguir muy claramente si es buen servidor público o un vividor de la política. ¡Qué fácil les resulta a algunos engañar a los electores!
Vota de verdad, con tu verdad, no con la de otros; vota lo que tú creas, no lo que otros te digan; vota sin miedo, nadie te pedirá explicaciones; no dejes que te engañen, sabes discernir perfectamente a quien miente. ¡Vota tú!
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