Yo me confieso

11 de Mayo del 2023 - Rufo Costales (Oviedo)

Hay alguna que otra persona participante en este foro que transmite, a mí me transmite, paz, sensibilidad y armonía espiritual, y particularmente me avergüenza no haber tenido la “valentía” de manifestarme en la misma dirección, que es lo que he conocido realmente y lo que siento. Hoy voy a cancelar esa deuda.

Como introducción, estoy absolutamente convencido, lo creo, de que Dios interviene con bastante frecuencia y evita que las cosas empeoren mucho, aunque las cosas siempre pueden empeorar mucho, demasiado, y lo estamos viendo y sufriendo cada día.

Un problema importante de esta sociedad tan materialista, impenitente adoradora del “becerro de oro”, empieza con la falta de creencia en Dios ante la aparente convicción de que puedes convertirte en Él. Hay bastante gente, para la que solo existe el dinero, a la que ama Satanás.

Eso de “seréis como dioses” es la tentación más antigua, pero por mucho que queramos convertirnos en dioses, no podemos crear vida. Pienso que, si Dios no existiera, no podría enfadarse; si existiera, no existiría tal derecho..., luego existe.

Otros dicen, sin convicción, que no hay nada después de esta vida, pero eso es solo una excusa para racionalizar el mal carácter, la mala ética y el comportamiento amoral.

Cita de Jung: “Es más sabio reconocer la idea de Dios conscientemente, o de lo contrario se hace Dios a otra cosa, generalmente algo bastante inapropiado y estúpido...”.

En todo caso, ¿piensas que tienes derecho a cabrearle, cabreando a los que creen en Él, o a Dios mismo, solo porque no crees en su existencia? Lo siento por ti. También lo pensaba una famosísima revolucionaria comunista española que durante su vida fue el azote de la Iglesia, y cuando se estaba muriendo confesó, comulgó y pidió a gritos un sacerdote para que le diera la extremaunción.

Hacerme el distraído esperando que Dios juzgue mis acciones me parece una postura perezosa y cómoda, un truco satánico relativamente reciente para cargar toda la responsabilidad y culpa en el debe de Dios, cuando los humanos deberíamos hacer nuestras buenas obras mientras estemos aquí, en este planeta, en lugar de esperar a que una deidad reconocible nos señale con el dedo y nos reconozca que hicimos el bien.

Por necesitar, no necesito que nadie me explique que Dios es nuestra relación simbiótica y amorosa con nuestro mundo en su totalidad, y entre nosotros. Si me equivoco, es mejor que cualquier otra cosa que me hayan ofrecido hasta este momento.

Tampoco necesito una explicación que clarifique por qué se me erizan los pelos de la nuca cuando escucho música que me emociona, siento el amor de las personas (incluso animales), a las que quiero, o veo algo que me deja boquiabierto. Simplemente es suficiente, y en lo que a mí respecta, eso es vivir aunque no todo el mundo lo entienda.

Como cristiano, estoy plenamente convencido de que con una vida de amor y fe, entendiendo lo que es el amor y la confianza en Dios, puedo llegar al final de mi vida con serenidad y sin dramatismos. Y de eso se trata.

Cita de Chesterton: “Cuando un hombre deja de creer en Dios, no cree en nada, cree en cualquier cosa”.

Saludos cordiales.

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