Gabino sí tiene un equipo para competir
Ganar una liga, competir en Europa no es sencillo.
Se precisa de sinergias que coadyuven a conseguir títulos, a rendir al máximo.
La labor de un equipo directivo-deportivo en fusión.
Gabino de Lorenzo, alcalde de Oviedo, cuenta con esas facultades, porque ha concretado un equipo joven, ilusionado, con veteranía, juventud y lealtades, como ningún otro político asturiano del momento.
Le avala su trayectoria; el trabajo desinteresado por la ciudad que ama y sufre a partes iguales.
Para seguir al frente del banquillo no necesita refuerzos. Va sobrado.
Cuenta con potentes carrileros –Reinares, Cabañas– que le abren espacios insondables antes de que el balón circule por el área.
En el centro del campo maneja la manija gente joven, esforzada, quienes, emulando a los Iniestas & Xabis, guardan el balón antes de dar el pase final a los certeros delanteros para que éstos conecten la portería contraria con su disparo fatal.
A falta de una Masía, suple esa carencia con una finca equina donde reúne a los suyos para impartir consignas previas a los grandes acontecimientos.
A los veteranos periféricos, aquellos que otrora le agasajaban y elogiaban sus planteamientos tácticos, no les gusta su forma de plantear los partidos, como sucede casi siempre.
En esa cuadra de futbolistas fieles a un patrón de juego que tantos éxitos cosechara no faltan quienes apoyan sus decisiones para que Asturias cuente ¡al fin! con un Gobierno de derechas –después de tantas culadas– sólido, leal.
Acaso sus planteamientos se asemejen a los del ya mítico Guardiola.
Contra tirios y troyanos. Reconociendo errores, pero dispuesto a plantar batalla allí donde le reclaman.
Mas este regidor no sólo emula a la bancada culé. Va más allá y copia también lo que de bueno exhibe el club merengue.
Ese juego agresivo, valiente y compacto –ahora se dice conectado.
Vive con pasión no exenta de «fair play» el deporte de la política, y no da respiro al contrario.
Tiene equipo. Fuerte, decidido y con clase.
Como sucede a los grandes campeones, todos quieren ganarle aunque sea por la mínima, en el último minuto y de penalti, pero no resulta tarea fácil.
Porque Gabino sí tiene equipo para competir. Sin respiro.
Ante esos encuentros decisivos, los que dividen pasiones dentro y fuera del campo, como el que aconteció el pasado lunes –qué casualidad, cumplí años ese día–, él planteará el esquema más idóneo, sin miedo a perder la batalla, porque está seguro de que ganará la Liga, o la guerra, si prefieren.
Porque Gabino tiene equipo para competir.
Lo de menos es quién salga triunfador. Al final sabe que obtendrá la recompensa a su esfuerzo.
Por ello cuenta con esquema para perder aquí y ganar allá.
Tal cual sucede en los grandes clubes, tiene enemigos dentro y fuera de la cancha, del despacho, mas se siente seguro.
Porque Gabino tiene quipo para competir.
Y para este encuentro decisivo cuenta con una mujer decidida al frente del elenco.
Una madre coraje que no se arredra ante las dificultades.
Una contestataria, una «enfant terrible» para quien la introdujo en este duro deporte que es la política.
Por tanto, ya no hay «flashback» en este asunto que tanto aúna política y deporte.
Porque Gabino tiene equipo para competir.
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