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Entonces... ¿se puede o no usar condón?

26 de Noviembre del 2010 - Víctor Luis Díaz Haces (Oviedo)

Cada vez que se ventila en la prensa algún pronunciamiento del Papa se monta un revuelo de dimensiones considerables, máxime si entra el sexo de por medio. Esto es debido a varias causas.

Primero: Los periodistas no buscan la exactitud de la información sino su impacto mediático. Descontextualizar y tergiversar se justifica si redunda en un buen titular.

Segundo: La prensa suele estar en manos de corrientes ideológicas que si pueden torpedear a la Iglesia lo harán con todo gusto.

Tercero: La complejidad de muchos de estos temas, unido a la ignorancia, no sólo del periodista sino también de los lectores, requeriría un contexto menos simplista y sensacionalista.

Entonces, ¿qué dice la Iglesia sobre la sexualidad y qué ha dicho el Papa en su libro para causar tanto impacto?

Conviene aclarar que la moral católica no es una serie de prohibiciones para fastidiar. No se trata de una carrera de obstáculos o una triatlón reservada a superhombres. Si a algo hubiera que compararlo es al manual de instrucciones de uso de un producto. Todos hemos visto las indicaciones de un Cd o Dvd virgen: No exponer al sol ni a altas o muy bajas temperaturas, no escribir sobre él con bolígrafo o lápiz, no limpiarlo en círculos sino de dentro hacia afuera etc. Somos libres de hacer eso que nos indican o no. Pero si en vez de hacer caso cogemos el Cd y lo colgamos con un hilo del balcón (cosa que está de moda y aún no tengo muy claro para que sirve) no pretendamos que después funcione.

Con la moral pasa lo mismo. El hombre trae de fábrica el pliego de condiciones. El sexo tiene una función propia y fuera de ese uso se pervierte su naturaleza. La relación sexual se perfecciona en la unión conyugal como manifestación del amor de los cónyuges y abierto a la procreación. Faltando una de estas notas se actúa al margen de la moral. En pocas palabras, en el matrimonio y no evitando los hijos.

El uso del preservativo busca anular una de esas notas que es la función procreadora. Es por ello que la Iglesia se opone a su uso. No porque le guste aguarnos la fiesta o que la gente se contagie de sida sino porque implica aceptar de inicio la transgresión de la naturaleza propia de la sexualidad.

Lo que dijo el Papa en su libro y tanto revuelo ha armado fue una frase en torno al tema del sida. A la vez que mantenía la posición contraria de la iglesia a basar en los preservativos la lucha contra el sida, hizo una consideración sobre que el uso del preservativo por un prostituido contagiado de esta enfermedad a fin de evitar un contagio, podía ser un primer paso que ayudara a esa persona a vivir la sexualidad de un modo más humano viendo que no vale todo.

El Papa en ningún momento justifica el uso del preservativo. Es absurdo planetarse la moralidad de usar el preservativo para ir al puticlub o para una eventual aventura lujuriosa. Ya es inmoral ir al puticlub o fornicar.

¿El uso del preservativo añade mayor malicia a la fornicación? Creo que es un tema para moralistas que no interesa tratar en este contexto.

Otra cuestión es que en un acto ya de por si malo se añada la posibilidad de contagiar el sida por añadidura. Usar el preservativo podría ser mejor que el no usarlo. Sin embargo no por ello lo hace bueno.

Yo no dudaría en decir a un asesino que no se ensañara con sus víctimas pero eso no significa que apruebe los asesinatos que se realicen sin mucha saña.

Por lo tanto, ni cambio de doctrina ni posible levantamiento del veto al condón ni nada por el estilo.

No dejen de leer el nuevo libro de Benedicto que promete ser muy interesante pero cuenten también con seguir escuchando la matraca de que el sida se propaga por culpa de la Iglesia que prohíbe los plastiquitos.

¿Alguien en su sano juicio se imagina al marido infiel con su amante, al homosexual en acto de sodomía o al putero en su lupanar rechazando el preservativo por seguir la doctrina cristiana? ¡Oiga usted, condón jamás..., que yo soy cristiano y fornico como Dios manda!

¿Verdad que no?

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