La injusticia de la paridad en las oposiciones de Educación
La paridad se muestra como un absoluto sinsentido que se pone de manifiesto en las próximas oposiciones de Educación Secundaria. El fin con el que fue concebido no alcanzo a entenderlo, pero pone de relieve, una vez más, las injusticias que reporta a gran cantidad tanto de hombres como de mujeres.
La valía profesional pasa a ocupar un segundo plano desde el mismo momento que las listas se conforman de manera paritaria.
En mi caso soy docente de la familia profesional de Imagen y Sonido, especialidad que he de apuntar ya es de por si paritaria, ya que el colectivo de profesorado está formado, de forma absolutamente casual, por un número equitativo de hombres y mujeres. Pese a todo, tras la conformación de los tribunales me encuentro con la desagradable sorpresa que, aunque no me correspondiese este año formar parte del proceso, por la absurda norma de la paridad, el hombre al que inicialmente le tocó ser vocal sale de la ecuación y yo, sorpresivamente, paso a ocupar su puesto. ¿Cuál es la razón? Soy mujer y, por lo tanto, en este caso me toca equilibrar la balanza. Huelga decir que es el tercer año consecutivo que soy miembro de tribunal.
Este es mi caso, el de una mujer que ocupa un puesto que no le corresponde. Pero quiero dejar constancia aquí que hay casos tan sangrantes como el mío dentro del colectivo masculino. Ser hombre puede ser un lastre en muchas de las listas de educación (Francés, Lengua y Literatura...) ya que el grueso del colectivo está formado por mujeres. ¿Qué significa esto? Que en este caso son los hombres los que lo llevan crudo. Tienen todas las papeletas del mundo para pasar a formar parte del tribunal, ya que la lista correrá hasta encontrar a un hombre que nivele la paridad.
Es importante decir que el tribunal lo conforman cinco miembros, cuatro vocales y un presidente. Y yo me planteo, ¿es posible la paridad con números impares? La respuesta de la Administración es clara y es que en esa supuesta paridad no entran los presidentes (ya que estos son elegidos a dedo). Y yo me muero de la risa, ¿es que acaso estos no tienen sexo? Y siguiendo con la absurdez, ¿por qué los tribunales no se crean con un número de opositores paritario? ¿Acaso también tenemos que establecer los aprobados en base a esa ridícula norma?
No se trata de hombres o mujeres, se trata de personas. Y si no logramos entender esto como sociedad tenemos un grave problema.
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