El 13 de mayo...
“El 13 de mayo, la Virgen María
bajó de los cielos a ver a su tía".
Cuando era niño de “elemental” -como se denominaba entonces la enseñanza primaria- había algunos días de mayo en que cantábamos en el colegio, frente a una pequeña imagen de la Virgen, las llamadas “Flores a María”. Eran canciones sencillas y piadosas, entre las que hubo una referida a las conocidas apariciones de Fátima. Y cómo no entendíamos el verso que decía “a Cova de Iría”, lugar donde se apareció la Virgen a los tres pastorcitos, nosotros optamos por sustituirlo con la frase “a ver a su tía”.
Fátima es ahora un nombre universal y sobre todo es en primer lugar una palabra en el corazón de todos los portugueses, el nombre del lugar más visitado del país y uno de los más frecuentados por millones de fieles en todo el mundo. Un santuario con una explanada de quinientos cuarenta metros de longitud por ciento sesenta de anchura, para grandes concentraciones religiosas. En cuyos extremos se alzan la basílica de Nossa Senhora do Rosario con una amplia columnata, de mediados del siglo XX, que era hasta hace poco el templo principal del conjunto del santuario. Pero desde 2002, en el lado opuesto de la gran plaza, se alza también la basílica de la Santíssima Trindade, que en su nave principal tiene amplitud para dar techo a nueve mil asistentes sentados, en un solo espacio sin columnas, además de ofrecer otras capillas y dependencias para los fieles.
En la Capelinha de la explanada está la imagen de la Virgen del Rosario, en una urna de cristal sobre el altar en el que se celebran con continuidad casi ininterrumpida diversos cultos para peregrinos de los cinco continentes. Allí las misas, el rosario y otras plegarias de petición por la paz y por tantas necesidades espirituales y materiales de la gente tienen cabida todos días del año, pero especialmente las fechas 13 de cada mes, porque en esos días entre mayo y octubre de 1917 tuvieron lugar las apariciones de Santa María a los "pastorinhos". El mes de agosto suele estar casi siempre abarrotado, porque a los turistas y peregrinos, que suelen aumentar en el verano, se unen numerosísimos portugueses emigrados que están de vacaciones en su tierra y pasan a hacer su visita anual a la Madre, como otro detalle importante que los liga a su tierra.
La Virgen bajó y se hizo presente en 1917 en la Cova de Iría, pero también bajó “a ver a su tía” y a tantos y tantos que la quieren, millones que han ido y siguen yendo allí y millones más que le rezan en cualquier lugar del mundo.
Ángel García Prieto
Oviedo
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