A balazos nunca han podido matar una idea
Bildu, partido teledirigido por asesinos, y Podemos, con candidatos condenados por profanar capillas, no son merecedores de ninguna crítica y rechazo por el Arana asturiano. El asco no le proporciona a las personas asqueadas un número de razones que puedan ser usadas como argumentos y formas públicas de rechazo, es lo que lo diferencia de la ira. Tener que escuchar a políticos asturianos supremacistas recordar y utilizar la atrocidad de la Guerra Civil políticamente como un valor moral es faltar al respeto y a la memoria del resto de asturianos que tuvimos padres y abuelos que lucharon por la libertad; lecciones, las justas. A mi amigo Juan Carlos Beiro lo asesinaron los socios del Gobierno socialista, gobiernan en Navarra con ellos y lo rematan votando en contra en el Parlamento europeo de un informe para tratar los crímenes de ETA no resueltos de lesa humanidad; por cierto, nuestro ducho europarlamentario socialista asturiano no tuvo a bien avisar. El inefable portavoz socialista en el aniversario del asesinato de Isaías Carrasco, delante de su mujer y sus hijos, declara que si es lendakari no habrá ningún espacio público para la impunidad; escucharlo hoy deja claro lo miserables que pueden llegar a ser las personas. Las viudas y los huérfanos de la Guerra Civil merecen el mayor de los respetos como lo merecen las viudas y los huérfanos de la banda de asesinos que pasaron de teledirigir coches bomba a teledirigir un gobierno. Hay 27 familias asturianas que no merecen la infamia que están cometiendo, 853 cartas quedan por escribir como recuerdo y homenaje a políticos, militares, guardias civiles, periodistas, hombres, mujeres y niños asesinados, gracias a ellos la gente demócrata vivimos de pie y con la cabeza alta, pena les daría a sus compañeros de partido asesinados por sus socios verles vivir de rodillas ante ellos. Algunos hombres cambian de partido por el bien de sus principios; otros cambian de principios por sus partidos.
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