Niños y smartphones: combinación fatal
¿Dónde han quedado aquellos días en los que con unos jerséis hacíamos unas porterías para jugar a futbol, y el último en marcar ganaba sin importar los goles anteriores? ¿Y las canicas o los ya más modernos "tazos"? Lejos, parece. Aunque no tanto si nos paramos a pensar que algunos de los que escribimos estas cartas ya crecimos con los últimos teléfonos con pantalla verde. Y es que el mundo ha cambiado... ¿para bien?
No puedo evitar juzgar a mi hermano, cuando en medio de la comida familiar de los domingos aparecen mis dos sobrinos y ya no vienen a darme dos besos. ¿Qué valores les estamos inculcando? En vez de eso, emiten un sonido algo molesto que parece un "hola" y se sientan en el sofá sin dirigir la mirada a ninguno de los presentes. Efectivamente, con sus dos respectivos smartphones en las manos y sin apartar la vista de la pantalla ni un ápice. Y me preocupa. No solo por ellos, sino por la prontitud con la que las nuevas generaciones tienen acceso a todo el mundo digital y todo lo que ello conlleva.
Cuando veo de reojo lo que mira Lucas, mi sobrino de 9 años, en el móvil, le veo en Tik Tok, esa famosa plataforma asiática que tanto nos ha revolucionado. Cuando me fijo bien, veo que empiezan a salirle esa clase de vídeos que antes nos pasábamos los adultos por correo electrónico o por SMS, lo cual me asusta y me preocupa. Y aunque es cierto que existen los controles parentales, y una serie de limitaciones que podemos establecer en los dispositivos, siempre se nos escapa algo. Viendo lo que consumen niños tan jóvenes en plataformas digitales tan globalizadas, me pregunto con qué bases y principios morales y éticos crecerán.
Y si a mí me preguntan, yo echo de menos ganar el partido, y que el dueño de la pelota se enfade, se lleve la pelota y nos quedemos sin jugar más. Qué tiempos y qué afortunados fuimos.
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