Gobierno necrófilo/Oposición necrófila
No sé por qué nos sorprendemos, una vez más, por la utilización cínica y miserable que hace el PP de ETA y sus muertos. Lo llevan en el ADN. Por algo llevan como símbolo de su partido la gaviota (ave depredadora y carroñera por excelencia). La necrofilia política la han utilizado desde que existen como formación política, en la oposición y en el Gobierno.
La peculiar tendencia a utilizar a los muertos para obtener réditos políticos, por parte de los gobiernos del PP, se convirtió en una forma de mantenerse en el poder. Lo hicieron con la matanza del 11M, con los 191 muertos en el peor atentado sufrido en España por los yihadistas y que el Gobierno de Aznar pretendió endosarlo a ETA, para ganar las elecciones y que, gracias a la movilización popular, no lo consiguió. Lo hicieron con el cadáver de Miguel Ángel Blanco (PP), “desenterrándolo políticamente” una y mil veces, hasta conseguir que el concejal asesinado pareciese como si fuese la única víctima del terrorismo etarra. Lo hicieron, o mejor lo hizo, aquel nefasto ministro de Defensa, Federico Trillo, con la repugnante manipulación de los cadáveres de los 75 militares muertos en el accidente del Yak-42 para evitar que sus familiares los identificaran. Lo hicieron con el cadáver aún fresco de Rita Barberá, su “alcaldesa de España”... Y así podríamos seguir...
En la oposición, por voluntad democrática de los españoles, su anterior líder, Pablo Casado (asesorado por su mentor, Aznar), continuó con la necrofilia política; esta vez, añadió a las víctimas de ETA a los muertos por coronavirus. Sin ningún rubor, Casado, siempre bien vigilado por la “musa” de Aznar, Cayetana Álvarez de Toledo, convertida de facto en el enlace necesario con la extrema derecha de Vox, utilizó miserablemente los muertos por covid-19 para desgastar al Gobierno de coalición progresista.
Si en los días del peor atentado sufrido por España por el yihadismo, hicieron lo que hicieron, ¿alguien se extraña de que la peor pandemia que sufriera la humanidad fuera aprovechada por el PP de Casado para obtener réditos políticos? Mientras la OMS y los organismos internacionales agradecieron los esfuerzos que hacía España en la lucha contra la epidemia, mientras en la vecina Portugal la derecha se ponía del lado del Gobierno socialista para combatir juntos al covid-19, Casado encendía las redes con sus declaraciones y acusaba al Gobierno de mentir y ocultar el número de muertos. Le daba igual que fueran las CC AA las que reportaban al Gobierno los datos sobre la catástrofe. Le daba igual que la CC AA de Madrid, gobernada por Ayuso, mantuviera en secreto las muertes producidas por la pandemia y las ocurridas por causas naturales. Le daba igual que la vergonzosa y delictiva gestión de las residencias de mayores, cuya competencia es de las CC AA, nos avergonzara ante el mundo por la escabechina que el covid-19 hacía con nuestros mayores en las mismas, especialmente en Madrid, donde se impidió que los mayores afectados por covid fueran trasladados a los hospitales.
¿A quién le sorprende que hoy, en plena campaña electoral, hayan resucitado a ETA?
No estoy muy seguro de si es acertada la estrategia de Moncloa de “no entrar al trapo” y centrarse en explicar las políticas sociales de estos últimos años. El discurso trumpista de Ayuso vende (lamentablemente), porque la sociedad actual desconoce, por ejemplo, lo que fue el “Proceso 1001”.
No sirve de nada, por ejemplo, decir que “son vergonzosas y repugnantes las palabras de Ayuso” (Patxi López). Es necesario ponerles frente al espejo, desempolvar las hemerotecas: Lo que decía Aznar de ETA, del PNV, de CiU cuando necesitaba sus votos. Lo que decía el portavoz del Senado (Javier Maroto) cuando pactaba con Bildu en Euskadi... Desenmascarar la oposición necrófila y el cinismo que llevan como estandarte a lo mejor consigue romper con la actual tendencia que las encuestas siguen dando como ganadores a los necrófilos.
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