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Unos pocos pensamientos diarios

22 de Mayo del 2023 - Charo Vázquez (Oviedo)

Tras el luctuoso acontecimiento, esta semana, de estas niñas en Oviedo y de las otras dos niñas gemelas, no hace mucho tiempo, quizá sea el momento de plantearnos qué estamos haciendo mal los adultos, tanto padres como enseñantes, orientadores de colegios de Primaria e institutos de Secundaria y Enseñanza Superior en todo el mundo. Antes de seguir escribiendo esta misiva, les envío todas mis condolencias a unos padres rotos de dolor y prometo que estas niñas y todas las anteriores estarán siempre en mi memoria y mis oraciones, ojalá pudiera hacer más.

¿En qué fallamos para que estos casos vayan en aumento? Está claro que fallamos nosotros, los adultos, que somos su apoyo y su guía en este orbe cambiante y, muchas veces, casi invivible.

La verdad es que no lo sé. Sin embargo, sé que todo lo que hacemos podría ser muy mejorable. ¿Cómo? No supondría gastar nada extra, pues lo único que “gastaríamos” sería nuestro tiempo en hablar con ellos, estos adolescentes, que a veces no tienen con quién platicar, primero porque los jóvenes, muchos de ellos, no hablan, se encierran en su cascarón y creen que todo se soluciona solo y con el tiempo.

Quizás habría que gastar menos en campañas políticas, cada uno ya sabe qué y a quién votar, ese dinero se ahorraría, para invertir en lo importante, como la sanidad y el trabajo, por ejemplo. Hay algún ministerio que otro que no aporta más que enfrentamientos inútiles y malgastar el dinero público, que no es de todos, pues es la inversión racional y razonable en cosas muy importantes para la ciudadanía. Ahorrando para invertir en lo crucial se crean ciudadanos libres de pensamiento y, sobre todo, sanos de mente, pero también de cuerpo. Siempre hay asuntos que mejorar en los centros educativos y uno de ellos sería el adelantarse a casos como estos que se llevan repitiendo mucho últimamente. Estos jóvenes necesitan ayuda, que a veces implicaría solo escucharles y darles un abrazo. Otras veces, cuando se puede identificar qué les está ocurriendo, se les debería enviar ayuda desde un hospital, con profesionales implicados desde salud mental, por ejemplo.

En los niños, hoy en día, la adolescencia llega demasiado pronto, sufren enormemente, las redes sociales, en las que viven absolutamente inmersos, tampoco ayudan mucho. Todos los jóvenes tienen que seguir unos cánones de belleza, de pensamiento y de comportamiento y la gran mayoría ni quieren ni pueden, porque siguen siendo niños en edad de jugar y divertirse y deben hacerse mayores cuando aún no les toca.

Pido a Dios que nunca se vuelva a repetir nada así y pido a las autoridades competentes que creen un “Equipo de Salud Mental”, con muchas personas, capacitadas, que sepan escuchar a estos niños y adolescentes y los orienten en sus penas, miedos y preocupaciones, que son muy variados. Trabajarían en colegios e institutos apoyando a los “Equipos de Orientación”, que no son psiquiatras, y que a veces no tienen ni el tiempo suficiente ni las herramientas necesarias para ayudar a detectar depresiones, pensamientos suicidas o personas emocionalmente vulnerables.

Sé que los tutores de los grupos y mucho profesorado llevan realizando “tareas de escucha” muchísimos años, pero no es suficiente. Pongan horarios de tarde en colegios e institutos para que algún que otro alumno, o sus propios padres, pasen a, simplemente, abrir su corazón y contar lo que les preocupa para que esto jamás se vuelva a repetir. Una sociedad tan “avanzada” se ha quedado atrás en enseñar inteligencia emocional y social a la juventud.

Esta redacción de hoy ha sido de las más difíciles de poner en papel, nunca entenderé por qué una persona con toda una vida maravillosa por delante pueda hacer algo así. Sin embargo, sé que todo es evitable si los centros educativos, se podría incluir la universidad, por qué no, contaran con apoyos de este tipo, profesionales que ayuden a estos jóvenes a valorar su vida y a hacerles pensar que la vida merece la pena ser vivida, aunque montones de veces se nos haga “cuesta arriba”.

Les deseo una semana buena, llena de paz, de pensamientos y sentimientos positivos. Les deseo que lo pasen muy bien, recuerden portarse bien y, por supuesto, les deseo mucha paz y mucho bien en sus vidas.

Les dejo con unas palabras de Daniel Goleman, de su libro “Inteligencia Emocional”, consta de cinco partes y aquí les transcribo unas palabras que aparecen sobre la quinta parte al inicio del libro:

“La quinta parte explora cuál es la suerte que aguarda aquellas personas que, en su camino hacia la madurez, no logran controlar su mundo emocional y de qué modo las deficiencias de la inteligencia emocional aumentan el abanico de posibles riesgos, riesgos que van desde la depresión hasta una vida llena de violencia, pasando por los trastornos alimentarios y el abuso de las drogas. Esta parte también documenta extensamente los esfuerzos realizados en este sentido por ciertas escuelas pioneras que se dedican a enseñar a los niños las habilidades emocionales y sociales necesarias para mantener encarriladas sus vidas”.

Y como siempre, con una canción, esta vez de David Bowie, “Ashes to Ashes”, que es “una oda a la infancia, una especie de nana”, entre varias cosas más, dicen los entendidos. ¡Hala, con Dios!

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