La justicia con los ojos vendados y el bien con ellos cerrados
¿Acaso el ser humano le tiene inquina a su sentido más preciado?
Todas las percepciones dejan sensaciones.
A veces, tan nimias, que solo las percibe tu inconsciente. De otras tomas nota consciente. Sea como sea, a todas les das respuesta.
He visto una peli que me ha dejado notablemente cabreado.
Una joven mujer resulta herida, pero sobrevive a un accidente en el que pierden la vida su marido y su hija. La peli hace un recuento de las bondades de la viuda, con las que comienza nada más salir del hospital.
Ella era la autora, anónima, claro, de las obras que habían elevado a la categoría de genio a su fallecido marido, del que el mundo daba por echo su autoría en las genialidades que lo consagraron.
Llama al asistente de su esposo, por el que nada especial siente, para que, sabiéndolo enamorado de su persona, acuda a tener sexo con ella, en pago al compromiso y fidelidad demostrados durante el ejercicio profesional de su relación con ellos.
Le regala una cadena de oro con crucifijo, que ella llevaba puesta en el momento del accidente, al muchacho que lo presenció, que la recogió en el lugar y que, después de un tiempo, ha decidido devolvérsela.
No firma el documento que todos los vecinos han firmado para echar a una prostituta que ejerce en el edificio y a la que, algo después, tras una llamada de esta pidiéndole consuelo, acude presurosa al aberrado prostíbulo donde la susodicha ficha clientes, para consolarla.
Le regala su acojonante mansión a la, recién, descubierta amante, durante muchos años, de su marido, preñada del tal, que tiene la deferencia de contarle que el genial artista le hablaba mucho de ella y que no se cansaba de repetirle lo sumamente buena que era.
No sé si me habré dejado alguna de las buenas obras de la protagonista. Esta memoria mía...
El caso es, ¿por qué me ha causado semejante calentera esta historia?
¿Será porque me ha hecho cuestionarme a mí mismo?
Me pongo a darle vueltas al asunto. Lo primero que se me viene, cómo no, una pregunta. ¿Qué se entiende por “ser bueno”?
Otra. ¿Son lo mismo bondad y justicia?
Otra. ¿Se es bueno si se es justo y justo si se es bueno?
Otra. ¿Por qué lleva venda en los ojos la justicia?
Esto último me parece obvio, pero quiero ver la explicación oficial. “La venda en los ojos representa decisiones objetivas e imparciales sin influencias de riqueza, política, fama o infamias”.
Soy un escéptico que, a pies juntillas, muy poco o nada se cree sin al menos un análisis somero.
Veamos este asunto de la venda. Ni mirarlo dos veces me parece que vale la pena. Un simple primer vistazo me revienta el neuronal, “objetivas e imparciales”.
¿Se puede ser objetivo e imparcial enumerando específicas condiciones para serlo? ¿El especificar unas determinadas no descarta, automáticamente, el resto que también pueden incidir?
Lo que es a mí no me ofrece ningún genero de dudas esta cuestión. La amistad, por ejemplo. El odio, la aversión, los prejuicios... ¡la bondad! Podría seguir y seguir, ¿no son capaces de influir en la decisión de la justicia? ¿O es que la objetividad e imparcialidad no son cuestiones concluyentes, sino dependientes de otras?
Coño, por favor. Esta explicación me resulta excesivamente pueril y excesivamente palabreada. “La venda en los ojos representa decisiones objetivas e imparciales”. ¡Listo! Seguiste, y la pusiste.
Pero, bueno, el caso es que sigo sin puñetera idea de qué es realmente ser bueno. Porque eso de haz el bien y no mires a quien...
Yo creo que la espontaneidad es una gran pista para valorar tus actos. Y creo que los actos de bondad han de ser espontáneos para que lo sean de verdad. Y creo que no existe un hacer sin una causa que lo impulse. Y creo que, para lo que sea, el hacer sin mirar, para nada aconsejar. Lo más fácil: te la vas a dar.
De manera que si miras una kaka y sientes el, espontáneo, impulso de coger la cuchara para ponerte con ella...
Cónchale Pin, discúlpame, pero creo que lo tuyo es grave. Mejor coge el teléfono y pide cita con el especialista, ¡ya!
No consigo dar por buenas las manifestaciones que la peli presenta como signos de bondad. Y se me ha agravado la cosa, porque resulta que, ahora, he tomado consciencia de que tampoco tengo nada claro qué coño entiende el personal por justicia. Y viendo a quien en este país se ha facultado para plasmar sus ideas en el Código...
La cosa ya tiene color hormiga. Y no vislumbro yo a nadie con brocha y pintura para sepultarlo con unas manitas de color verde, por ejemplo. Que, según, es el color de la esperanza.
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