El arte en la sociedad
El arte siempre tuvo una gran importancia en la historia de la humanidad: el hombre siempre sintió la necesidad de expresar aspectos de su vida o interioridad, convirtiendo sus pensamientos en imágenes, en palabras o en formas plásticas.
El primer papel que el arte desempeña en la sociedad es el de tener un impacto visual y estético: en efecto, varios artistas aprovechan este rol para vehicular mensajes de denuncia o como maneras de recordar y reflexionar.
Entre las diferentes formas de arte, una que seguramente cumple con este rol es el arte callejero: se caracteriza, principalmente, por no hallarse encerrado en los museos y, por eso, resulta inmediato y al alcance de quien quiera disfrutar de él.
Sin embrago, no es considerado arte por todos, porque las obras están realizadas en las superficies externas de edificios públicos o incluso privados. Los odiadores dirán que es solamente un acto de vandalismo, pero habla de cuestiones candentes que afectan a la colectividad.
De hecho, un tema que suele verse representado en el arte callejero, y en el que quisiera detenerme, es el de la guerra y de los regímenes dictatoriales o muy opresores y también el de la memoria.
Dos artistas que se han ocupado de este argumento a través de la misma técnica del esténcil, pese a hallarse en las antípodas del mundo, son Fernando Traverso y Banksy.
Traverso es un artista rosarino que, con sus Bicicletas Vacías, hace referencia a la dictadura argentina de los años 1976-1983 y a los desaparecidos a través de la melancolía de la ausencia, plasmada en la figura de las bicicletas abandonadas por sus dueños.
Las obras de Banksy, artista londinense, cuya identidad es desconocida, son, al contrario, más irónicas, como se puede ver en No Ball Games. Aquí el artista critica a aquellos gobiernos que controlan a sus ciudadanos, hasta llegar a regularizar las actividades básicas de los niños. Quizás el artista quiere animar a romper moldes y a quebrantar las reglas, justo como él mismo hace.
En conclusión, el arte es uno de los mejores vehículos de mensajes: las obras pueden gustar o no, pero siempre consiguen suscitar emociones o promover reflexiones en los que las contemplan.
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